Capítulo 20

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Lena fue la primera en despertar, las chicas aun seguían durmiendo o al menos eso pensaba. Se levantó para hacer algo de café, pero se encontró con la cafetera encendida. Buscó por la casa para ver quien se había adelantado a sus planes, pero no encontró a nadie.

—¿Me dejaron sola? — se preguntó buscando en donde poder ver la hora. Cuando localizó el reloj de la cocina, este marcaba las ocho.

—No puede ser— sus dudas fueron confirmadas cuando escuchó la puerta de la entrada y caminó hasta allá para ver quien había llegado.

—Buenos días— saludó Kara cuando la vio.

—Entonces, ¿fuiste tú?

—¿Qué? — preguntó Kara quitando sus audífonos para poder escuchar mejor a Lena.

—La que preparó el café.

—Ah, sí. ¿Te sirvo un poco? — habló entrando a la cocina para buscar una taza.

—No, ya... ya no se me apetece— Lena se recostó de la pared viendo lo sudada y agitada que estaba Kara.

—¿Segura? — preguntó la rubia volviendo a ver su teléfono que no había soltado desde que llegó.

—Sí, segura. ¿Saliste a correr?

—Sí, nunca hago cardio, pero hoy me animé. El día está lindo y no quise desaprovechar el momento...

La imagen que Lena tenía delante de ella era demasiado seductora y su mente vagaba entre recuerdos húmedos en busca de otra repetición. Aprovechó que Kara no la estaba viendo para seguir contemplándola por un rato más. Su sostén deportivo escondía cada gota de sudor que descendía perezosamente hasta su pecho. Kara sin quererlo había producido una rápida reacción erótica hacia la pelinegra sin siquiera intentarlo.

—¿Y... las chicas? — preguntó Lena intentando evadir sus deseos más profundos, cuando Kara pasó delante de ella.

—Salieron a comprar algunas cosas que faltaban. Más tarde iremos a la playa. ¿Vas a ir verdad? — preguntó la rubia mientras se asomaba desde la habitación.

—Sí, claro.

—Vale, iré a darme una ducha— la pelinegra respiró hondo antes de volver a su habitación cuando escuchó de nuevo la voz de Kara.

—¡Lenaaa...!

—¿Sí?

—¿Quieres ir a desayunar conmigo? — preguntó Kara desde el baño. —Aquí al lado hay una cafetería, podemos comer ahí, si quieres.

—Sí, porque no— respondió Lena desde el otro lado de la puerta.

Si la semana pasada Kara le hubiera pedido salir a desayunar con ella de seguro se hubiera negado o quizás no, era más que obvio que las cosas habían cambiado. El solo interés de velar por el bienestar de Lena hacia feliz a la pelinegra. La atención que le daba mejoraba su humor. Un hormigueo recorrió desde su cabeza hasta los pies y una sonrisa se formó en su rostro. Estaba feliz, por el simple hecho de que saldría con Kara a solas. Estaba emocionaba.

Buscó entre sus cosas algo para ponerse. Quería verse bien, pero su guardarropa no era el mejor. Lo único que había traído había sido tres shorts, cuatro playeras, cuatro trajes de baño de dos piezas, tres conjuntos de ropa interior, un par de medias, gafas de sol, unas chanclas y un par de zapatillas deportivas. Nada de eso se vería atractivo para ir a desayunar con Kara. Suaves golpes en la puerta interrumpieron su sección de vestimenta.

—Lena, ya el baño está libre.

—Eeh si, si... ya voy— optó por la mejor combinación y salió al baño.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora