Capítulo 10

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—Señorita Danvers, que bueno verla— Kara dejó de mirar las numerosas tallas de camisas para ver quien le estaba hablando.

—Samantha.

—¿Anda de compras? — preguntó la morena viendo como Kara cargaba en su brazo derecho varios estilos de camisetas y de diferentes colores.

—Eh, sí.

—Son algo grandes para ti, ¿no crees?

—Ah, no son para mí. Son para mi padre. Su cumpleaños es mañana y aunque no le gustan los regalos, siempre intento comprarle algo.

—Oh, que bueno. No he tenido el placer de conocerlo aún, pero igual le mando mis felicitaciones y muchos años más de vida.

—Gracias— Kara le sonrió, así mostrando que apreciaba el detalle.

—¿Cómo se ha comportado Lena estos días? ¿Sigue dando problemas?

—Ella... Eeeh... me pidió perdón.

—¿Sí lo hizo?

—Tuvimos una cena en casa de mi padre y sucedió. Luego quedamos para tomar un café y no fue tan malo como otras veces, a decir verdad.

—Eso es un gran avance viniendo de ella, pero no debes confiarte mucho. Seguirá queriendo llevarle la contraria a todos, te lo digo yo que la conozco desde que era una mocosa— ambas rieron.

—¿Puedo contarte algo? Sé que son muy amigas y posiblemente se cuenten todo, pero quisiera que esto quedara entre nosotras.

—Solo para dejar en claro, somos mejores amigas, pero no nos contamos todo. Yo también tengo varios secretillos que Lena no sabe y no dudo que ella también tenga los suyos. Confía en que tu secreto está a salvo conmigo.

—Vale. Ya que conoces muy bien a Lena, sabes que ella está obsesionada con su trabajo.

—Claro que sí. No existe nadie en el mundo que la haga cambiar de parecer.

—Pues verás... Lillian me pidió que la ayudara con eso. Ella espera que yo haga que Lena deje de... enfocarse tanto en el trabajo y que salga cierto tiempo de la oficina. Lo he intentado y pues... supongo que ya sabes a lo que me refiero.

—Sí. Lena te lo ha hecho difícil. Entiendo.

—¿Crees que puedas ayudarme o darme algún tipo de consejo? — la rubia esperó impaciente por la respuesta de la abogada.

—Bueno... Si lo que buscas es acercarte a ella hay que usar como excusa a los reporteros, el contrato y todo eso a tu favor, primero que nada. Empieza yendo a su oficina, eeh... llevándole almuerzo por ejemplo. En la compañía ella es la última que almuerza. Nunca sale a comprar su comida, siempre le ordena a su secretaria que lo haga por ella. Sabes que es muy reacia, pero no dudo que podrás arreglártelas.

—Deja que pasen los días y luego invítala a almorzar afuera. Ya cuando comience a acceder sin peros, llévala a dar un paseo o algo por el estilo. Así comenzarás a sacarla de su zona de confort. Lena parece ser una mujer difícil de complacer, pero es muy fácil de hacerlo. Ella suele apreciar las pequeñas cosas.

—De acuerdo. Lo tendré en mente.

—Debo irme. Nos mantendremos en contacto, no dudes en llamarme cuando necesites ayuda.

—Gracias, Samantha.

—Dime Sam, ya estamos en confianza. Nos vemos luego— se despidió la morena antes de abandonar la tienda.

Kara miró la hora en su reloj, era temprano, pero no para ella. Nunca había aceptado llegar tarde a ningún sitio, así que se apresuró en elegir las mejores camisas que fueran del gusto de su padre. Cuando salió, faltaban 10 minutos para las nueve y debía llegar antes que los demás al taller. Pero ya estaban esperando por ella en la entrada, al menos la mitad de ellos. Maggie llegaba un poco tarde, así que no pudo pedirle el favor de abrir por ella.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora