Capítulo 32

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Lena salió de la oficina directo a casa de Jeremiah. Luego de ir al banco se sorprendió por lo que se había enterado. Sabía que era raro que el pago se adelantara cuando Kara recién había empezado con el pago y todo iba bien. Todo estaba al día, no tenía sentido que el tiempo a pagar se adelantara por x o y razón. Y la pelinegra quería saber si Kara estaba al tanto de la situación por la que todo se había adelantado.

—Buenas tardes, señorita Luthor— Nia la había recibido en la puerta.

—Hola, ¿se encuentra Kara? — preguntó Lena entrando a la casa.

—Sí, está en su habitación y el señor está en el estudio leyendo.

—Gracias, Nia— la chica asintió antes de seguir su camino.

La pelinegra no lo pensó dos veces y subió las escaleras en dirección a la habitación. Tocó la puerta, pero no escuchó a la rubia, abrió la puerta y asomó la cabeza. Tal vez había salido, pensó Lena. Pero de pronto se escuchó la ducha del baño y una sonrisa se dibujó en los labios de Lena. Entró sin hacer ruido y esperó a que saliera. Kara estuvo alrededor de 15 minutos en la ducha mientras que Lena daba vueltas por la habitación, ansiosa porque saliera ya de una vez. Cuando escuchó que se cerró la llave del agua corrió hacia la cama para sentarse, fingiendo que recién había llegado. La rubia salió del baño con solo una toalla y a Lena casi se le salen los ojos. Había pasado algo de tiempo desde la última vez que Lena la había visto casi desnuda.

—¡Lena! Que susto. No esperaba que estuvieras aquí— Kara cerró la puerta del baño y pasó frente a la pelinegra hasta llegar frente al armario. Lena no apartó en ningún momento la mirada sobre el cuerpo de Kara.

—Dije que vendría, ¿no?

—Sí, pero no esperaba que estuvieras aquí esperándome.

—¿Ahora me vas a pedir que me voltee para que no te vea? — Lena se rio de su chiste, pero no esperaba la respuesta de Kara.

—Cierra los ojos— pidió la rubia.

—¿Qué? ¿Por qué? — preguntó Lena triste.

—¿Recuerdas los límites?

—Esto no me está gustando. No dijiste nada de que no podía mirarte— lloriqueó la pelinegra mientras se cruzaba de brazos.

—Ahora lo estoy haciendo.

—¿Sabes que los ojos se hicieron para poder ver?

—Lo tengo en claro.

—Y que lo que estoy viendo ya lo he repasado varias veces...

—Entonces supongo que podrás imaginártelo mientras mantienes tus ojos cerrados— la rubia mientras buscaba algo de ropa vio en una esquina del armario algo que le ayudaría con la situación.

—Pero...

—Ponte esto— Kara le pasó un antifaz para dormir a Lena para que se cubriera y la pelinegra lo tomó. Miró a Kara esperando que solo fuera una broma, pero solo vio un asentimiento para que se lo colocara. La rubia sonrió cuando Lena deslizo el antifaz por su rostro para cubrirse.

Susurros no tardaron de escapar de su boca, de que odiaba la idea y que era tonto lo que estaba haciendo. Kara se vistió con ropa ligera y se acercó a Lena. Una risita se le escapó y la pelinegra no la pasó desapercibida.

—¿Qué es tan gracioso? — Lena iba a quitarse el dichoso antifaz, pero Kara se lo prohibió.

—Aún no he terminado— advirtió Kara.

—Solo ponte algo rápido— Lena apuntó a la nada mientras hablaba.

La rubia se sentó sobre las piernas de Lena, que no tardó en dejar escapar una sonrisa de oreja a oreja y rodeó a Kara con sus brazos.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora