Capítulo 21

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POV Lena

Luego de intercambiar números y despedir a Jack, no salí más de la casa. Fui a mi habitación, no me cambié solo me puse una playera y me recosté un rato. Después de pensar un rato cerré mis ojos. Cuando desperté me levanté en seguida de la cama. Creí haber cerrado los ojos por cinco minutos, pero ya era de noche. Mi garganta estaba seca así que salí por un poco de agua.

La casa seguía igual de callada como horas atrás, supuse que las chicas aún seguían en la playa. Encendí cada interruptor a mi paso porque no veía un carajo. Caminé hacia la cocina, pero vi la puerta del balcón entreabierta. Así que me acerqué para ver si había alguien. Me detuve a pensar un momento, si la casa estuvo a oscuras segundos atrás significaba que estaba sola por lo que alguien más, aparte de las chicas, pudo haber entrado.

—Oh, eres tú. ¿Qué haces aquí sola? — pregunté al ver a Kara sentada sola en la oscuridad, pero ella ni se inmutó en mirarme ni contestarme. Solo se quedó viendo a un punto fijo en la playa. Aclaré mi garganta pensando que no me había escuchado.

—Hace frío— dije cruzando mis brazos tratando de cubrirme un poco de la brisa que estaba haciendo. Igual seguía sin una contestación. ¿Acaso no me estaba escuchando?

—¿Te escapaste de la fiesta? — pregunté acercándome al barandal viendo hacia donde ella estaba mirando. —Jack me dijo que hoy se celebraba algo, pero no recuerdo que...

—Qué bueno que seguiste mi consejo— dijo detrás de mí, escuché la silla moverse y cuando volteé a ver ya no estaba. Había entrado a la casa, así que no dudé en seguirla.

—¿Consejo? ¿Acaso te pedí uno?— hablé cuando entré a la cocina, no tenía idea de que hablaba. Permaneció detrás del mostrador de la cocina evitando que hubiera cercanía entre nosotras.

—Solo déjame en paz, Lena— había enojo en su voz, pero no tenía la menor idea del porqué. Apenas me había levantado y ella me hablaba así, ni siquiera le había hecho nada. Cuando pasó de lado del mostrador la tomé del brazo girándola hacia mí.

—No, tú me dirás de que es lo que estás hablando porque no estoy entendiendo nada.

—No te hagas la que no sabes. Tú más que nadie sabe de lo que hablo— ella se soltó de mi agarre y continuó.

—Debe ser que ahora padeces de pérdida de memoria— dijo antes de volver a huir de mí.

—Kara, te estoy hablando— grité cuando giró hacia el pasillo y entró a su habitación. Pensé que cerraría la puerta en mi cara, pero no lo hizo.

—No me dejes hablando sola, detesto que lo hagan— Kara se giró de golpe quedando cara a cara conmigo.

—¿Me dirás? — pregunté en un tono débil. El ver sus facciones tan serias me asustaron y preocuparon al mismo tiempo.

Ella se quedó mirándome en silencio y durante esos segundos que me parecieron infinitos sentí como exploraba hasta en lo más profundo de mi ser. Frunció el ceño y apretó su mandíbula mientras buscaba las palabras correctas para contestar, pero cuando quería hablar se las guardaba para ella misma.

—Si no me dices, no sabré que es lo que sucede— dije en un tono más suave y calmado. No buscaba hacerla enojar más de lo que ya estaba, pero me era necesario saber lo que había provocado que reaccionara de esa forma apenas verme.

—Acostarte con alguien más que no fuera conmigo. ¿Ya? ¿Feliz? — me sorprendió que hubiera dicho algo así. ¿De dónde sacaba eso? Con la única persona que me he acostado ha sido con ella y hemos puesto los límites, aunque yo no hubiera querido y a mi parecer no han sido suficientes.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora