Capítulo 30

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—Estás hermosa hoy.

—Estoy igual que siempre, Lena— dijo Kara riendo por su comentario.

—Claro que no, cada día que pasa te ves más guapa que el día anterior.

—Si estás intentando conseguir algo después de la cena, ríndete de una vez porque aún sigues castigada— continuó Kara, entrecerrando los ojos.

—Solo quería hacerte un cumplido, nada más. No tenía otras intenciones. ¿Hubiera funcionado? — preguntó la pelinegra.

—No soy tan fácil, Lena.

—Solo quería saber.

Estaban en su duodécima cena en el mismo restaurante que asistieron por primera vez juntas. Hace algún tiempo que no salían en público y ahí estaban. Cuando cumplieran con los medios irían a casa de Kara. La rubia le había dicho a Lena que le diera algo de tiempo mientras que arreglaba algunas cosas en el taller antes de poner en marcha todas las actividades pendientes y Lena le dejó en claro que esperaría hasta que estuviera lista, lo cual Kara agradeció.

Habían comenzado de a poco con su relación que todavía no estaba definida del todo, Lena primero debía recuperar la total confianza de Kara antes de ser algo más serio.

—Te llamé esta mañana— mencionó Kara mientras veía el libro del menú.

—Oh, sí. Lo siento estaba en una reunión importante. ¿Me necesitabas? ¿Querías escucharme? ¿Ya me extrañabas? — la pelinegra se recostó de la mesa inclinándose hacia adelante apoyándose de sus brazos, interesada por la respuesta de Kara.

—No exactamente. Un chico apareció esta mañana en la casa. Dijo que tú le habías dado el trabajo para cuidar a mi padre.

—Ah, sí. Brainy.

—¿Por qué no me consultaste antes de hacerlo?

—Quiero que Jeremiah tenga a alguien capacitado por si llegara a suceder alguna emergencia. Discúlpame por no decirte, pero era algo que debía hacer. Es alguien de confianza y cercano a la familia, no te preocupes. No hay que pagarle ni nada. Yo me encargaré de eso. Solo necesitaría quedarse con ustedes para estar más cerca de Jeremiah. Así Winn y Nia pueden estar al pendiente de otras tareas. Es algo que le debía a tu padre. No quiero que se repita lo de la última vez— Kara asintió lentamente entendiendo la rápida decisión de Lena.

—Bien. Hablaré con él apenas llegue a la casa.

—Si quieres interrogarlo, por mi está bien. Brainy es un libro abierto.

—Eso lo veré por mí misma. Debo saber si está calificado para ese puesto. Sabes que mi padre es alguien delicado.

—Tú eres la jefa, cariño— en la cara de la rubia se extendió una sonrisa por como Lena la había llamado.

La pelinegra se echó hacia atrás en la silla y llamó al mesero para que las atendiera. Ya no les sorprendían los reporteros y las cámaras apuntando hacia ellas disimuladamente. Ya lo encontraban normal. Comieron y salieron del restaurante. Cada una en autos diferentes, pero hacia el mismo destino, la casa de Jeremiah.

—¿No tienes trabajo en la oficina? — preguntó Kara cuando Lena la alcanzó en la puerta.

—Sí, pero eso puede esperar.

—¿Qué? ¿Vienes para proteger a tu amigo? — la rubia hablaba mientras buscaba las llaves de la casa dentro de uno de sus bolsillos.

—No. Sé que estará bien. Solo quise venir a acompañarte y saludar de una vez a mi suegro. Me dijiste que es de mala educación aparecer de la nada y no saludar. ¿Acaso no puedo? — dijo Lena con una sonrisa juguetona.

Kara llevó su codo al vientre de Lena para dejar un suave golpe. Abrió la puerta y entró, dejando a Lena afuera mientras detenía su risa y seguía a la rubia adentro. Brainy se encontraba en la sala junto a Jeremiah que hablaban de un tema al azar. Lena llamó al chico y este se disculpó con el mayor para acercarse a ellas. Lena presentó a Kara y el chico le extendió la mano a la rubia.

—Nos vimos esta mañana, pero no alcanzamos a hablar mucho— dijo Brainy cuando Kara le aceptó la mano.

—Sí, tenía... algo de prisa.

—Lo entiendo. Ya Jeremiah y yo nos hemos empezado a conocer para no perder tiempo.

—Si, eh... aun no has sido aceptado del todo— Kara dio media vuelta y comenzó a caminar. Brainy estaba confundido, miró a la pelinegra y ésta le hizo una señal para que la siguiera. Brainy hizo caso y caminó en dirección hacia el pasillo y entró por la puerta que Kara había dejado abierta. Era el estudio de Jeremiah.

—Toma asiento— ordenó Kara hacia el chico.

—Bien, no te conozco mucho, pero confío en que Lena si lo hace. ¿Desde cuándo has trabajado, Brainy? ¿Y cuán experimentado estás para cuidar de alguien mayor?

—Estuve cinco años en cuidos para envejecientes, conozco todo lo que se debe hacer y por eso ahora estoy trabajando individualmente. Lena se comunicó conmigo no hace poco y me ofreció trabajo. Ten por seguro que me gusta lo que hago, me gusta ser alguien servicial. Estoy al tanto de la condición de Jeremiah, de los días de sus tratamientos, los medicamentos que debe tomar, sus horas de recesos y dietas. Todos mis papeles se los entregué a Lena, que no dudo que se los hará llegar en cuanto pueda. Puedes confiar en mí, Jeremiah está en buenas manos. Si todavía no estás satisfecha puedes llamar a estos números para asegurarte de mí desempeño como cuidador— Brainy sacó de su bolsillo un pequeño papel.

—Está bien, ya lo iremos viendo cuando vayan pasando los días.

—Entonces, estoy...

—Sí, estás contratado. Tenemos una habitación extra para ti así que desde ahora puedes empezar a traer tus cosas. Aquí no hay reglas, cada uno hace lo suyo, pero si causas problemas te irás.

—No se preocupe, ni siquiera notará que estoy aquí.

—Entonces eso es todo, y disculpa que no te haya hablado esta mañana, fue muy descortés de mi parte.

—No debe preocuparse por eso, no hay resentimientos guardados.

—Excelente. Entonces ven, te mostraré tu cuarto.

—Claro— ambos salieron del estudio, subieron las escaleras y caminaron a la izquierda hasta el fondo del pasillo. Era la misma habitación en la que Lena había dormido las veces que se quedó a pasar la noche.

—Espero que sea suficiente.

—Oh, con que solo tenga una cama me es suficiente. Gracias.

—Te dejaré para que te acomodes— Kara salió cerrando la puerta detrás de ella. Cuando la rubia volvió a la sala, Jeremiah estaba solo.

—¿Y Lena? — preguntó Kara cuando se acercó a saludar a su padre como de costumbre.

—Creí que estaba contigo, ella subió a buscarte— Kara frunció el ceño y subió de nuevo las escaleras.

—¿Lena? — llamó la rubia apenas había subido. La puerta de su habitación se abrió y la pelinegra se asomó en la puerta antes de tomar a Kara del brazo para que entrara también.

—¿Qué demonios? Pensé que estabas abajo. ¿Qué haces aquí? — dijo Kara mientras que Lena cerraba la puerta.

—Solo quería tener un rato contigo a solas— Lena se acercó, colocó sus brazos alrededor de la cintura de la rubia y comenzó a esparcir besos.

—¿Sí? — Kara dejó que Lena se divirtiera un rato. Cuando la pelinegra comenzó a meter su mano por debajo de su blusa decidió detenerla.

—¿Qué? ¿Qué pasa? — Lena estaba desorientada luego de que Kara la empujara para apartarla.

—Voy a poner límites.

—Oh, vamos. ¿Cómo que limites?

—Sí. No podrás tocarme, sentirme ni besarme cuando quieras.

—¿Por qué? — Lena había hecho un puchero por lo que Kara había dicho.

—Iremos despacio. Solo podrás hacerlo... cuando te lo permita— Kara deslizó uno de sus dedos por los labios de Lena, tentándola.

—Eres muy mala.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora