Capítulo 22

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Lena no sentía la necesidad de acostarse con la rubia que la besaba, se había conformado con solo sentir sus labios sobre los suyos y pasar el resto de la noche así, besándose. Kara abandonó sus labios para echar su cabello a un lado y dedicarse a besar su cuello. Esta vez siendo más cautelosa y evitando dejar marcas tan notorias mientras que Lena reía por las cosquillas que la lengua de Kara hacían sobre su piel.

—Kara... solo dije que me besaras— dijo Lena entre jadeos.

—Eso hago.

—Sí, pero era aquí— expuso Lena señalando sus labios.

—Está bien— respondió la rubia volviéndola a besar en los labios.

Era más de medianoche, Kara y Lena decidieron recostarse en la cama, mirándose la una a la otra. No hablaron solo se quedaron así por un tiempo después de la gran porción de besos que se habían dado.

—¿Aún sigue en pie la demanda? — preguntó Kara viendo el techo.

—Depende de lo que tú elijas. No te irás, ¿verdad? — Lena se levantó quedando sentada.

—Mmm... Creo que...— Lena estaba impaciente por saber la respuesta y ansiaba que fuera un no, definitivamente un no. La pelinegra se colocó sobre Kara y sostuvo sus manos.

—¿Qué debo hacer para que no lo hagas? Dime y lo haré— no quería que se fuera al volver a la ciudad y Lena estaba dispuesta a hacer todo lo posible para que Kara no se alejara.

—No tienes que hacer nada. Ya tomé la decisión— Kara empujó a Lena y ahora quedó debajo de ella. —Solo si no besas a nadie más que no sea yo, me quedaré— Lena rodeó con sus piernas el cuerpo de Kara empujándola hacia ella.

—Eso es negociable— cuando Kara estuvo a punto de volverla a besarla un golpe se escuchó fuera de la habitación. Ambas se miraron y decidieron salir a ver.

En la entrada, Lucy estaba recostada de la pared arrastrando sus palabras mientras que Sam cargaba la gran sombrilla, el bolso con las cosas, y a la vez cerraba la puerta con seguro detrás de ella. Las dos estuvieron hasta muy tarde en la playa y al parecer les había gustado la fiesta.

—Sam, espera. Déjame ayudarte— Kara se acercó intentando cargar algo, pero Sam la detuvo.

—Kara, mejor ayúdame con...— la morena señaló a su amiga que había empezado a golpear la pared intentando responderle el golpe que le había dado. La rubia miró por un segundo a Lucy pensando si debía meterse en la ruda pelea que estaba teniendo.

—Lucy— dijo Kara en un intento por llamar su atención.

—Adelante, no muerde— dijo Sam riendo, viendo como Kara dio un pequeño brinco cuando Lucy golpeó muy fuerte la pared.

—Lucy— volvió a llamarla, pero esta vez la tomó del brazo para que se volteara, sin dejar de pensar que era posible llevarse un golpe. Pero en cambio recibió todo el peso del cuerpo de Lucy que se había abalanzado hacia ella. Que de no ser por la pared hubieran caído al suelo.

—¡Kara! — gritó la morena mientras se abrazaba a Kara como si fuera un koala.

—Creo que bebiste demasiado— comentó la rubia luego de que el olor a alcohol llegara a su nariz.

—Shi...— respondió la morena antes de cerrar sus ojos.

—Imagina todo... por lo que pasé... para traerla hasta aquí— habló Sam entre un ataque de hipo.

—Bien. Me encargaré de llevarla a su cuarto.

Caminó con la morena colgada de su cuerpo hasta su habitación para recostarla en la cama. Kara miró a Lena que aún seguía viendo la escena desde donde estaba. Sam soltó todo al suelo haciendo un fuerte eco en el pasillo y caminó hacia Lena. Levantó su mano en señal de que le diera un momento, sostuvo su respiración por unos segundos hasta que los hipos cesaron.

𝑪𝒂𝒔𝒂𝒅𝒂 𝒐 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒏𝒄𝒂𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora