—¿Es en serio? —Will no parece creerlo, y se esfuerza en dejarlo claro, elevando una ceja tras las gafas de sol—. Pero es un idiota...—Se queja dejando la última palabra en un suspiro, mientras Maider le da palmaditas.
—A mí me parece un buen chico —digo, mientras mis dedos juguetean con el contorno de la caja que Maider me ha dado. Consiguiendo que tanto Will como el demonio se volteen rápido para darme una miradilla de asco y sorpresa.
—¡Cuidado! —chilla Maider sujetándose a la puerta del copiloto. Un camión nos sobrepasa fuerte y rápido tocando la bocina.
—¡Cielos, William Sheridan, ojos en la ruta! —exclamo golpeteando el asiento de mi hermano, mientras el demonio coge mi caja que ha volado por los aires y ríe emocionado viendo la estela de polvo que dejó lo que pudo ser nuestra muerte.
Aunque dudo mucho de que los demonios puedan morir.
Cherie también ríe.
—Relájense.
Pero yo sigo mirando a mi hermano con el ceño fruncido, y Maider se concentra en arreglar su corta falda roja que, por motivos del pequeño salto que ha dado al sentir su muerte tan cerca, se ha levantado más allá de lo coqueto.
De todas maneras, como si nada hubiese pasado, persevero en mi panorama de molestar al demonio, mientras me dejo sucumbir por el frescor de la tarde.
—Primeramente, creo que como ya les decía: Joshua Miller es un galán digno de novelas de romance —continúo, pese a que mi hermano contiene una risa infantil y boba.
—Por favor, Anne, cállate —chista Ruthven serio y concentrado en las dos cajitas de Maider.
Su mirada luce vacía, parece temible. Cualquiera que no supiera que es el demonio, pensaría que estos dichos le rompen el corazón, pero él no tiene sangre en las venas, mucho menos, alma o sentimientos.
—¿Incluso pese a bueno su...?
—Oh, por favor, Will.... —se queja Maider de la brillante armadura de idiota que ostenta mi hermano.
—¿Su condición? —pregunto—. Creo que eso lo hace todavía más loable. Yo jamás imaginé que sería capaz de sobrellevar algo así de manera tan heroica. ¡Pudieron haberlo matado!
—Eso es verdad —acepta Maider apuntándome.
—Creedme yo que estuve ese día en que encontraron a esa chica, sentí la muerte muy de cerca y pensar que a él pudieron haberlo matado...—digo tratando de lucir tan formal como la exageración.
—Pero no lo hicieron...—susurra el demonio.
—Eso no es lo importante. El punto es que Joshua me parece un gran amigo y un chico no sólo sensible, sino que guapo, gracioso y súper inteligente.
—Bien, el chico es un ángel en la tierra —se burla mi hermano, mientras acelera y toma la última curva.
—¡Exacto! —celebro, mientras estacionamos frente a la casa de Joshua.
—Mierda —dice Ruthven chasqueando la lengua, mientras batalla con la puerta tratando de bajarse en una rabiosa actitud.
—¿Dónde vas, hermano? —dice Cherie consternado.
—A dar vueltas.
—¡Oye! —grita Maider corriendo tras el demonio.
Mi mellizo me lanza una desafiante y grave mirada de "La has jodido, arréglalo". Pero para mí todo lo que venga de Will en el último tiempo me suena a que no quiere ser pobre, así que respingo la nariz y me cruzo de brazos.
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Maldito
ParanormalAnne Sheridan tiene un novio infernal ¡Sí, es el demonio! Y si sólo fuera eso, quizás sería más fácil, pero es además un idiota, que se sabe increíblemente tentador desde la primera mirada.