Beck.
El detective bien vestido se llama Beck, o así me ha hecho nombrarle, y es un inoportuno.
Viéndolo más de cerca, no parece con tanta edad como para tener un mínimo de respeto. Él sólo ha llegado a la casa, se ha sentado como un animal en mi salón y me ha apuntado con un lápiz birome, mientras mancha el piso con la gravilla blanca que se le ha metido, mientras se sacudía afuera.
—¿Hablaste con ella aquella noche?
Es un total fastidio.
—No mayor cosa, me envió un mensaje con emoticones a eso de las 6 pm. Solía enviar ese tipo de mensajes con gatitos, cosas graciosas.
—Qué amable.
—Sí, así era ella —respondo con la dulzura que conmueve gente como esta.
No es mi primera vez en una entrevista así. Los Sheridan a menudo morimos en condiciones poco probables. Eso a veces, nos impone estar en el ojo público, por lo que podría decirse que, he aprendido algunas cosas. A modo de ejemplo, siempre trato de sonar inocente, siempre añado más detalles innecesarios de los que se dirían en una situación normal y no temo admitir que no recuerdo las cosas de manera precisa.
El detective me mira fijamente, casi como si esperara intimidarme.
—¿Te dijo algo que pudiese hacerte pensar que estaba en peligro? ¿Preocupada? ¿O que alguien quisiera hacerle daño?
Elevo la mirada como si realmente estuviese pensando mis respuestas, lo cual no es cierto. Mi intención es meramente dramática.
—No, Carla era muy tranquila, jamás se habría expuesto a algo así, mucho menos algo que pudiese preocupar a su madre.
—¿Te contó algo sobre su novio? ¿Algo que nos pueda ser útil?
Como si Beck hubiese rayado mi pizarra mental, me quedo helada.
—Carla no tenía novio —aclaro.
—No es lo que me han dicho los otros entrevistados —suelta con una mueca de superioridad casi burlona.
—¿Qué otros entrevistados? —enarca la ceja como si aquello excediera a lo que debo saber—. Bueno, Carla estaba un poco distanciada conmigo en esos días—aclaro.
—¿Alguna razón en especial?
—No, por supuesto. Supongo es algo que sucede cuando estudias tanto como ella lo hacía, pero éramos bastante cercanas.
—Pero no lo suficiente para conocer a su novio, ¿cierto? ¿Te contó algo sobre el viaje que tenía planeado?
Guardo silencio y el detective Beck exhala profundo, casi como si le molestase mi descuido.
—¿Fuiste a la fiesta en casa de Kelly Madigan ese día?
Niego con la cabeza, no tenía la menor idea de que eso hubiese ocurrido. Finjo que todo esto no me está tomando de sorpresa, pero me impresiona. ¿Acaso no me habían invitado?
—¿Dónde estuviste esa noche?
—Aquí, en casa.
—¿No querías ir?
—No, señor. Tenía cosas que hacer, siempre hay pendientes en esta casa —respondo ocultando mi ego herido. No entiendo, porque nadie me invitó.
—¿Tienes algún testigo de que estabas aquí ese día?
—Es mi casa no suele haber nadie, salvo mi hermano.
—Pero tu hermano sí fue a la fiesta con todos tus amigos, ¿te vio alguien más? ¿O tenías algún problema con Carla?
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Maldito
ParanormalAnne Sheridan tiene un novio infernal ¡Sí, es el demonio! Y si sólo fuera eso, quizás sería más fácil, pero es además un idiota, que se sabe increíblemente tentador desde la primera mirada.