Necrópata

07: Persuadir

El fin de semana de Alex transcurrió en relativa paz, aunque solo él podía calificar de "pacífico" el tener que aguantar la indeseada atención de su hermana y la de su perro. Si bien dispuso de la libertad suficiente para perderse entre las historias fantásticas que le ofrecían los libros y la red, prefirió invertir buena parte de su tiempo repasando los detalles de la misión que su padre le había asignado. A diferencia de ocasiones anteriores, el encargo resultaba mucho más sencillo de lo habitual, tal vez porque ya lo había avanzado sin siquiera darse cuenta, o por el simple hecho de que no contaba con la amenaza de una fecha límite. Incluso si no estaba dispuesto a dejarse enceguecer por una perspectiva demasiado optimista, concluyó que lo mejor sería poner a un lado sus inquietudes con tal de vivir el presente a plenitud.

Con tal determinación, consiguió mantener a raya el estrés para asistir a sus clases del lunes con los ánimos renovados. Fue capaz de mantener el temple durante las dos soporíferas horas del primer curso, mas al alcanzar el segundo ya comenzaba a sentir todo el peso del mundo sobre los hombros. Sin más opción que ignorar semejante tormento, se acomodó en la zona central del aula y aguardó la llegada del profesor mientras mataba tiempo con su celular. En medio de su azarosa exploración de foros y noticias, un escalofrío le recorrió la espalda, pero pudo reconocer dicha sensación casi al instante.

—Hola —saludó, al ver a Nirvana sentándose a su lado—. Muchas gracias por concederme el honor de no tener que escuchar la clase como el ilustre hongo que soy.

—Me parece que ahora que te he dado un poco de confianza sueltas malas bromas sin control, Alex-nada-más.

—Si quieres puedo desactivar mi función de comediante frustrado, pero te advierto que el resultado será de lo más aburrido.

—Sé tú mismo. —La chica sonrió—. Eres como el alivio cómico de un mal libro, esa es tu gracia.

—Pues de ser así, estaría condenado a ser un personaje extra con nulo desarrollo.

—No lo niego, aunque serías un extra muy raro. ¿Qué sería yo?

—Sin lugar a dudas, la heroína de la historia. Es probable que tengas un superpoder o dos ocultos en algún lado.

—Eres un pésimo adulador, Alex-nada-más. —Lo miró de soslayo—. Estás perdiendo muchos puntos, tal vez te degrade a "conocido con el que no estoy en tan buenos términos".

—¿Así retribuye usted mi ingenio sin parangón, ingrata damisela? —Se calló al ver que el profesor acababa de aparecer en la puerta del aula—. Bueno, te concederé la victoria esta vez.

La clase resultó relativamente ligera al tener como tema principal el proyecto que estaban realizando en pareja. Al concluir, Alex decidió comprobar qué tanto había logrado acortar las distancias con Nirvana, de modo que se tomó un buen tiempo en recoger sus cosas antes de estar listo para partir. Era, en cierto sentido, una apuesta muy arriesgada, mas resultaba necesaria con tal de determinar el grado de esfuerzo que debía dedicar a su misión. La suerte pareció sonreírle al ver que la rubia, en lugar de retirarse tan aprisa como siempre hacía, sacaba su celular para distraerse mientras lo esperaba.

—¿Tienes más clases después? —preguntó él, apenas salieron del salón.

—No, esta es la única que llevo hoy. ¿Tú?

—Me tocaba un par en la tarde, pero fueron canceladas. Ahora no tengo ni idea de qué hacer con tanto tiempo libre.

—Pensé que no dudarías en ir a la biblioteca. —Nirvana lo miró con curiosidad—. ¿O tienes otro plan en mente?

—Leer suena bien, aunque hasta yo me puedo cansar de los libros. —Alex esbozó una sonrisa imperceptible. Era el momento de lanzar la estocada—. Ahora que lo recuerdo, debo disculparme por lo del viernes. De no haber sido por mis asuntos familiares, hubiéramos podido cenar juntos. ¡Fue un deshonor para mí haberte dejado sola! Considerando cuánto miedo le tienes a la noche...