29: Vislumbrar

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Alex se hallaba desparramado sobre uno de los sillones de su sala, con la mirada perdida en algún punto del techo y los pensamientos revueltos. A pesar de que acababa de tomar un muy largo baño, aún se sentía sumamente agotado por todo lo que había vivido en las últimas horas... o días; ni siquiera tenía claro cuánto tiempo había pasado. La sensación de estar perdido en el orden cronológico de los acontecimientos era angustiante, en especial porque ya tenía suficiente mala experiencia con la amnesia que cargaba encima. Desde su perspectiva, para mantener el control de uno mismo y de la situación resultaba preferible conservar una memoria clara y ordenada.

Lo que sí recordaba bien era que la casa había quedado hecha un desastre luego del secuestro de Nirvana, mas al regresar no había visto la más mínima señal de violencia. Alguien o algo, muy posiblemente Cruz Negra, se había encargado de borrar toda evidencia sospechosa, incluido el proyectil que Senith había disparado contra el techo de la cocina. Cualquier persona corriente hubiese sido incapaz de notarlo, solo un ojo experto podría advertir lo "artificial" de aquel escenario tan perfecto en apariencia. Sin importar cómo ni por qué se habían tomado la molestia de arreglar los incontables destrozos, lo cierto era que le habían ahorrado mucho trabajo.

Dejó escapar un largo bostezo, preguntándose cuándo había sido la última vez que había disfrutado de un sueño reparador. Por si no fuera suficiente suplicio, el rugir de sus entrañas revelaba el hambre atroz de la que era víctima, aunque poco podía hacer para remediarlo dado que la nevera se hallaba vacía. Contaba con dos opciones ante tal situación: o salía a comprar algo para luego irse directo a la cama, o se resignaba a dormir con el estómago vacío. Ninguna le parecía especialmente atractiva, de forma que no tardó en dar con otra alternativa.

Era tan "simple" como dejar de lado las preocupaciones banales para concentrarse en completar la misión que su padre le había encargado. Tenía muy pocas esperanzas de conseguirlo a esas alturas, pero en aras del honor estaba forzado a continuar en pie de lucha mientras siguiera respirando. Además, no había olvidado que Nirvana aún se encontraba en manos del enemigo, por lo que rescatarla también estaba dentro de sus prioridades.

Y creía haber hallado la manera de cumplir ambos objetivos.

Todavía guardaba en su memoria parte del trayecto que había realizado a la base militar de Cruz Negra. Intentar recorrerlo a pie le tomaría un día entero, tal vez más, así que tendría que "tomar prestado" un vehículo en condiciones. A partir de ese punto, sería cuestión de suerte alcanzar su destino guiándose de sus frágiles recuerdos, pero las cosas se tornarían mucho más sencillas tras alcanzar su destino. Tenía total confianza en sus tácticas de sigilo e infiltración, por lo que el mayor problema sería dar con la necrólito. Como paso final, tendría que liberarla y convencerla de que seguían en el mismo equipo, con la esperanza de aprovechar sus capacidades sobrenaturales para determinar la ubicación de Nirvana.

Luego de soltar un segundo bostezo, se levantó del sillón con pesadez. En tanto luchaba contra el hambre y el sueño, se puso en marcha a la entrada principal de la casa. Sus planes parecían sumamente eficaces en sentido teórico, mas sabía a la perfección que las probabilidades de siquiera llegar a la mitad del proceso eran muy cercanas a cero. Pero como dejarse ganar por la desesperación no era su estilo, abrió la puerta con decisión y puso pie en el porche. Atravesó el jardín exterior y, tras alcanzar la acera, se detuvo de sopetón.

Acababa de tomar en cuenta un pequeño inconveniente.

Podía recordar el camino a la base de Cruz Negra solo de la mitad para adelante. La razón detrás de ello le permitía responder la pregunta que se había hecho sobre la última vez que había dormido. Sin lugar a dudas, pensó mientras sonreía con rabia, había escogido el peor momento para bajar la guardia. Su plan de por sí poco eficaz había pasado a ser un banal delirio al no tener siquiera la oportunidad de dar comienzo. Todavía le quedaba la opción de ir hasta el ayuntamiento y de allí rehacer el camino a la base, pero no sabía si contaba con el tiempo suficiente. Casi cualquier cosa parecía inútil llegado a ese punto. ¿Para qué esforzarse si igualmente iba a fracasar?

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