Capítulo 20: Declaración.

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Britany

Kurt es algo inexplicable. Es un chico,  con perforaciones en todo lugar, pero es un chico tierno. Así no lo aparente.

—Rubia...

Lo miré, aún estábamos acostados sin hacer nada, solo que ya me había parado a bañar y ponerme ropa presentable, bueno, ropa que no sea pijama.

Pero en vez de decirme algo,  solo me abrazó.

—Vaya, Kurt. ¿Qué pasó?

Me suelta en ese momento y seca una lágrima.

¿Qué pasa acá?

—Nada,  no pasó nada.

Iba a decir algo,  pero fui interrumpida.

—¡Novia mía! ¡Baja a comer!

¿Qué hace Derek gritando como loco que su novia está acá? ¿Tiene novia?

Kurt y yo nos miramos,  y seguimos hablando.

—¡Novia! ¡La comida se va a enfriar!

Me asusta.

—Por tu cara puedo ver que estás confundida. Tranquila,  nena. —lo mire mal. —Britany —rodó los ojos,  a lo que yo sonreí —Yo tampoco sé lo que pasa.

Se abre la puerta de un golpe. Era Derek,  sin camisa. Ya me acostumbre.

—Novia mía, te llamé tanto. ¿Por qué no me respondes? ¿Qué haces con un short tan pequeño estando en la cama con otro hombre que no sea yo?

Lo mire super raro. Fue la mirada más rara que pude haber dado.

—¿Novia tuya? ¿Soy tu novia?

Él solo se ríe y niega con la cabeza.

—Solo molesto,  Britany. Pero sí, baja a comer.

—¿Y qué? ¿Yo no existo? —preguntó Kurt molesto.

—Oh,  niño malo. —reí bajo por su apodo —. Como viniste acá todo decidido. Pensé que ya habías comido.

Yo me levanté y me arregle mi camisa.

—Ya bajo, Derek.

Él asiente y se va de la habitación.

—Vente, Kurt, que yo te preparo algo.

—Tranquila,  Bri. No te preocupes.

—Está bien. Bajemos aunque sea.
Lo tome de la mano y bajamos a comer. Ahí estaban Ashley y Max hablando, nos vieron, y miraron mal a Kurt.

—Saldré con Kurt.

Todos pararon de hacer lo suyo por vernos.

—¿Qué? —dijo Ashley.

—Así es. Saldremos un rato. No comeré con ustedes, lo siento. Adiós.

Caminé hasta la puerta,  y Kurt me habló.

—Deberías estar con ellos. Tal vez nos veamos otro día.

—No me importa,  Kurt. No es justo que todos te traten así.

—Creo que es justo. Tu no me conoces tanto como ellos. Y tu hermana me trata así porque quiere a esos chicos, y siente que te estoy robando.

—No me importa,  salgamos ya.

Abrimos la puerta y salimos. Al glorioso lugar de las bebidas.

—Hey,  chico. —llamé al mesero. —Trae dos de la casa. Ya sabes qué agregarle a la mía —le guiñe el ojo y el se fue por las bebidas.

Guerra De HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora