Capítulo 37: Pequeños

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—¡Max! —lo abracé fuerte del cuello, mientras él lentamente me abrazaba de la cintura.

—¿Cómo están?

—Yo estoy bien, Ashley no sabe que estás acá —dije riendo.

—O sea, que sí sabe que Derek está...

—¡Por fin se acuerdan de mi existencia! —dijo alzando los brazos exageradamente, haciéndome reír, y los dos hermanos se me unen.

—Chist. Sean disimulados.

—Espera, espera. ¿Cómo es eso de que sabe que Derek está aquí pero no su novio a escondidas?

Yo empecé a reírme a carcajadas, y estos dos me miraron mal.

—Bueno, bueno, me callo. Te diré, tu hermano se queda aquí como si fuera su casa y entra como si de un ladrón se tratase.

Derek empieza a reírse a carcajadas, y sonoras.

—¿Derek? —dijo mi hermana bajando de las escaleras con su pijama corta.

—Oye, yo soy tu novio. Tenme en cuenta también. —dijo burlón Max, a lo que mi hermana abrió los ojos como platos y corrió hacia él, con los típicos abrazos donde la chica enrolla la cintura del chico con sus piernas.

—¿Que haces aquí?

—Bueno, si quieres me voy, vine por ti.

Ella me miró después de bajarse de su novio y me dijo:

—¿Tu lo invitaste?

Antes de que pudiera responder, Derek me interrumpió.

—Prácticamente, yo lo invité. Tu adorable hermana me llamó y dijo que le dijera a Max qué viniera. Luego, me confesó algo, vaya chica, ¿eh?

Sentí mis mejillas arder y empecé a mirar a un cuadro de arte que teníamos mi hermana y yo sin razón alguna.

—Bueno, yo tengo que hablar con tu ardiente hermana, querida rubia. Así que si me disculpas —dijo Max girandose mientras decía lo último y se llevaba a mi hermana corriendo.

—Este chico no tiene remedio —murmuramos Derek y yo al tiempo, reí por lo bajo y Derek también lo hizo.

Luego de pasar un tiempo juntos, decidimos ver El guerrero pacífico.

—Me gustó la película —dijo Derek con la boca llena de palomitas de maíz.

—¡No comas con la boca abierta!

Él hizo un silencio y esbozó una sonrisa radiante.

—¿Sabes? Esto me recuerda a la vez que hicimos la videollamada con tus amigos, me acordé que en el desayuno los cuatro hablamos con la boca llena.

Me empecé a reír a carcajadas. Vaya día.

—Y te pusiste celoso de tu hermano —dije con tono burlón acercándome a él.

—Bah, ya me confirmaste que te parezco más guapo que mi hermano. Con eso tengo —dijo pasando su brazo derecho por mis hombros, estábamos con una manta encima y esto solo lo hacía más cursi.

Me duele no estar con él y no poder besarlo.

—¿Me vas a hechar en cara toda tu vida que dije que eras más guapo?

—Sip

Negué con la cabeza sonriendo, negandome a estar mal.

Me lancé contra él tumbandolo en el sofá, mientras mis brazos estaban rodeados en su cuello. Luego, simplemente deje que mi peso cayera sobre él y lo abracé mientras cerraba mis ojos. Sus abrazos me llenaban de un calor indescriptible, era simplemente hermoso.

Guerra De HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora