Capítulo 8: Un día con Derek.

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Derek me estaba mirando con arrepentimiento. Estaba agitado. Su pecho subía y bajaba rápidamente.

-Perdón. Estaba ocupado. Lo siento.

-Tranquilo, Derek. Igual ya me iba -dije amable, señalando con mi dedo pulgar la puerta. Me iba a ir pero el otra vez me tomo de la muñeca.

-¿No vamos a salir?

-Míranos, Derek. Estamos empapados. Tú estas agitado. Dejemos esto para otro día. ¿Te parece?

-No, no me parece. Tenemos que salir hoy.

-Está bien. Vamos ya

El sonrió y se dirigió a su moto.

Y no. No me asuste. No es un cliché.

-Toma -me tendió un casco.

-Gracias -lo tome con mis dos manos y me lo puse. Creo que mal, ya que está muy incómodo.

-Así no -empecé a reír y me saco el casco -es así -me puso el casco de una forma distinta. No sé si fue mi ilusión o paso en verdad. Pero él estaba viéndome con detenimiento.

-Vamos -dijo finalmente.

Nos subimos a su moto. Obviamente el adelante y yo atrás.

Fuimos a un parque de diversiones-tal y como dijo Derek-

-¿Lista?

-Claro.

Nos bajamos de su moto. Nos encaminamos al parque.

-¿Qué quieres hacer primero?

-Tú eres la que acepto mi oferta. Di tú.

-Vamos a esa -dije señalando una montaña rusa. Antes de que el dijera algo, ya lo tenía en la fila.

Montamos a otras montañas rusas. A uno que daba miedo, pero fue lo mejor. Nos sentábamos en una fila y eso iba dando pequeños movimientos. De un momento a otro ya estábamos de cabeza gritando.

-Vamos, Moore. No seas un bebe.

-No soy un bebe, solo no quiero morir hoy.

-Oh vamos, solo es un juego.

-Un juego que va a ser el causante de nuestra muerte.

-No exageres. Vamos -lo tome del brazo e hicimos fila. El casi se escapa pero lo alcance a agarrar.

Este era aún mejor. Era uno grande, los asientos estaban en forma circular. Los asientos iban dando vueltas mientras se movían de un lado a otro. Cada vez aumentando su altura. En un momento ya estaban de cabeza, quietos y dando vueltas.

Al bajar, yo estaba riendo y Derek con cara de trauma.

-No me vuelvas a hacer subir algo así -dijo viendo a la nada.

-Oh vamos, Moore. Eso no fue nada.

-Mejor vamos a comer, Smith.

Fuimos a comprar unos algodones de azúcar. Yo tenía uno azul y el uno rosado.

-¿Y cómo te va el equipo? -dije rompiendo el silencio.

-¿Eh?

Estaba distraído. Mirando a un lugar. Vi hacia donde estaba mirando.

¡Una chica!

-Con que una chica. ¿Eh?

Despertó de su nube.

-¿Que? ¿De qué hablas?

-Oh vamos, Derek. Los dos sabemos que estabas viendo a esa rubia de allí

Guerra De HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora