Capítulo 35: ¿Crees que me importa?

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Desperté, y no, no gracias a la luz del sol que entraban por la ventana, sino porque tenía un cuerpo enorme encima mio.

—¿Qué haces aquí? —murmure con los ojos cerrados.

—Quería despertar a mi nueva amiga. ¿No puedo despertar a mi nueva amiga? —dijo como niño pequeño.

—Derek, bájate antes de que te golpee.

—Uh, que miedo. Britany me va a golpear. Mejor me bajo. —se acomodó aún más y cerró los ojos abrazandome.

Un dolor en el pecho se hizo presente, esto era lindo.

Iba a decir algo pero de repente empezó a sonar un piano. Luego de una voz muy conocida para mi. Es 30 Seconds To Mars.

—Derek...

—Calla y escucha. —se sentó y me indicó que también lo hiciera yo. Lo hice y me abrazó de los hombros. —No arruines este momento cliché.

Su cover me tranquilizaba, sabía que era un cover. Y tener a Derek al lado mío abrazandome me tranquilizaba más.

Él me soltó y me agarró de los hombros, haciendo que nos miráramos cara a cara.

—Quiero que me perdones. Puedes llamar esto cursi, cliché, como narices quieras, pero por favor, perdoname.

No pude evitar reírme, era demasiado tierno.

Lo abracé de los hombros, indicando un sí. Él me respondió el abrazo y así nos quedamos hasta que acabó la canción.

*

Hoy es sábado. Significa que no hay estudio.

Wow, me sorprende lo mucho que piensas.

Ja. Ja. Ja.

Estaba calmada viendo televisión cuando mi celular empieza a sonar. Por un momento pienso que es Derek, pero se me va esa idea. Por otro momento pienso que es Travis, pero es imposible... O no.

—¿Qué quieres? —dije de mala gana. ¿El muy hijo de puta se atrevía a llamame?

—Uy, ya decía yo que no estabas de muy buen ánimo.

—¿Qué quieres? —repetí entre dientes.

—¿Nos vemos hoy?

Abrí la boca indignada. ¿Travis tenia problemas?

—Ve a joder a otra. A mi no me llames más.

—¿Terminamos? Oh, eso fue solo una pequeña broma, no me digas que te pusiste molesta por eso.

Colgué sin responder. Travis tenía problemas, definitivamente.

Me llegó un mensaje de texto y no hacía falta pensar mucho para saber de quién era.

Eres muy delicada. Nos vemos entonces en una hora.

Le escribí un simple terminamos y bloquee el celular. Pero al momento de hacerlo, me entró una llamada. Solo que esta vez no era ni él, ni Derek.

—¿Billy?

—Este... Hola. —dijo nervioso y pudiera jurar que se tocaba su cuello y se mordía el labio. Siempre lo hacía cuando estaba nervioso.

—¿Y ese milagro, chico?

—Estoy en Estados Unidos.

Abrí los ojos como platos.

—¿Me puedes decir dónde vives?

Le dí dirección y supuse que él sabía que estaba en la capital.

Guerra De HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora