Capítulo 27: ¿Es en serio?

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Travis me suelta y yo lo miré confundida, a lo que él me dice:

—Ya regreso.

Y seguido, oí más gritos.

—Perdonen el inconveniente, parece que alguien no quería que mostremos un video. —risas se oyeron en todo el lugar y vi como Derek se intentó lanzar de nuevo a Travis, pero Max lo detuvo —. Bien, vamos a entregarles el dinero a estos dos hermanos.

Travis recibió un fajo de dinero de un chico guapo y caminó hacia los Moore.

—Que broma tan dura.

Vi como Derek tensaba la mandíbula y recibía el fajo de dinero. Y eso solo dolió aún más, podía rechazarlo y decir que no quería que siguiera así, que en realidad me quería, pero no fue así, simplemente recibió y asintió con la cabeza. Y justo en ese momento me miró, y su mirada al perecer se suavizó, y por poco me ablando, pero no, seguí fuerte.

Travis caminó hacia dónde yo estaba y me abrazó de hombros.

—Saltémonos las demás clases. Vayamos a mi casa.

Asentí y caminé con él hasta su auto negro, me abrió la puerta, me subí y la cerró. Para que él luego rodeara el auto y se subiera en el asiento de piloto.

—Lamento tanto todo, Britany.

—No lamentas nada, nada fue tu culpa. Nada —susurré lo último y me encogí en el asiento.

—Britany, es mejor que tomes un poco de aire. Vamos mejor por un poco de helado.

Asentí en silencio, no sé qué me pasa, es obvio que no llegué a amar a Derek, era poco tiempo para poder amar a alguien, pero demonios, lo quería, y creo que todo esto es por el hecho de que él no me quería y que siempre mentía, siempre.

—Debo admitir que tu silencio me aterra, Smith.

Sonreí y dije:

—Extrañas mi voz, Walton.

—Claro. —lo volteé a mirar y sólo me guiñó el ojo.

Me volví a mi asiento extrañada, eso realmente fue... Raro.

Al llegar a un parque dónde había niños, parejas y amigos, bajamos del auto y caminamos hasta estar en frente de una pequeña heladería.

¿Se han dado cuenta que amo el helado?

—Buenos... —el señor que atendía se miró el reloj y continuó—Buenas tardes. ¿Qué desean ordenar?

—Un helado de vainilla y... ¿Qué quieres, linda?

—Naranja y otro de vainilla —sonreí inocente mientras los dos hombres me miraban raro.

—¿Dos?

—Sí, dos.

Travis asintió hacia el señor y él se fue a hacer su trabajo.

Esperamos unos minutos y el señor nos dio nuestros helados, le pagamos mientras agradecíamos y nos sentamos en una pequeña mesa vacía que vimos.

—Gracias, Walton. —le sonreí y metí la cuchara de plástico en el vaso dónde estaba el helado, pero justo cuando iba a comer, una voz atrás mío habló.

—Vaya que no cambias, Bri.

Esa voz...

—¡July! —salté de la silla y la abracé.

—¿Por qué abrazas a una rubia, July? —preguntó otra voz. No puede ser.

—¡Ricky! ¿Te olvidaste de mi tan pronto? Y yo que seguía pidiendo nuestro helado especial —fingí que salía una lagrima y pude ver su cara de sorprendido.

—¡Maldita rubia! ¡Ven para acá! —abrió sus brazos y yo lo abracé. Oí un carraspeo y volteé, vi a Travis y me solté de Ricky.

—Vengan, les presento a alguien. —volví hacia la mesa y vi a Travis —Travis, ellos son... Mis mejores amigos, July y Ricky. July, Ricky, este es Travis Walton. —le guiñé el ojo a Travis mientras su sonrisa solo crecía.

—Oh, ¿y a mi no me presentas? ¡Soy tu mejor amigo entre estos tres!

Volteé de nuevo, y vi al mejor amigo que una persona podría tener.

—Estúpido Billy

Corrí hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas.

—¡Paren todo!

Volví hacia Travis, que seguía sonriendo.

—¿Qué?

—Es él Travis. —dijo recalcando July la palabra él.

Luego recordé la videollamada...

—Mañana hablamos. Mañana acá, a esta misma hora.

Ellos asintieron y se fueron.

—¿Qué quiso decir?

Miré a Travis y le sonreí inocente.

—No, eso no olvidara todo. Dime.

Suspiré y seguí sonriendo.

—El primer día, ¿te acuerdas que todos creyeron que éramos novios? —Travis asintió con la cabeza —bien, mi hermana y yo hicimos videollamada con ellos, y como raro de Ashley, se emocionó y le dijo a esos tres que eras mi novio. Aunque ya todo está aclarado.

Travis asintió de nuevo y comió helado.

—¿Me vas a contar todo lo que pasó con Derek? —dijo mirando hacia el suelo.

—Travis, creo que no es hora de hablar de eso.

—Tienes razón. Mejor te llevo a tu casa.

Asentí y fuimos a su auto luego de conversar un rato y acabar nuestros helados.

En el auto comenzó a sonar Adele con el álbum 21, Travis tenía el disco en su auto y lo pusimos, tarareábamos las canciones mientras reíamos por el hecho de que no nos sabíamos totalmente las canciones.

Llegamos a mi casa rápido o al menos así me pareció a mí. Debían ser las cinco de la tarde, vaya.

Bajé del auto y Travis caminó conmigo hasta la puerta de mi casa.

—¿Estás mejor, linda?

No sabía qué responder, no estaba mejor, tan solo ver lo que hicieron los Moore, pero no le podía decir que no, se sentiría como si la salida no hubiera valido nada.

—Gracias, Travis —fue lo único que pude responder y puse mis brazos en su cuello creando un abrazo. Travis puso sus brazos en mi cintura y duramos así unos segundos, luego, él asintió y se fue.

Saqué las llaves de mi bolsillo delantero de mi pantalón y abrí la puerta, para encontrarme a Ashley en el sofá viendo televisión.

—Britany... Yo... Tengo que decirte algo. —dijo con un hilo de voz mientras su labio inferior temblaba, algo pasaba.

—¿Qué... qué pasa, Ash?

Ella sonrió débilmente y continuó.

—¿No te pareció raro no verme con Max hoy? ¿Y que no haya estado presente cuando anunciaron lo de la apuesta? Bien, sí, estuve ahí, pero alejada de todo el mundo.

—Sí, me pareció algo extraño, pero...—ella me interrumpió con un suspiro.

—Bri... Yo ya sabía todo, lo sabía desde antes.


Guerra De HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora