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Rafaela

—Rafaela Carvajal y Alex Fernández—Nos nombró el profe Edgardo. Abrí los ojos de par en par y la Romina zamarreó mi brazo emocionada.

—¡Les tocó juntos!—Chilló compartiendo mi alegría y soltamos una risita al unísono.

Miré hacia el fondo de la sala en busca del Alex, quién estaba hablando con el Fabián y en cuanto notó mi mirada, me quedó viendo. Sentí el ardor en mis mejillas y traté de mantenerme firme ante sus ojos, sin embargo, terminó por ver nuevamente al Fabián. Jugué con mi portaminas y dejé de mirarlo, putaoo ¿por qué tenía que estar pololeando?

¿Por qué ella y no yo?

Negué con la cabeza, no tenía sentido que me contaminara con esos pensamientos, además tampoco quería terminar comparándome con ella, no hoy.

De mi mochila saqué mi cosmetiquero y ante los nervios que sentía por mi nueva pareja de grupo, decidí distraerme viendo mi maquillaje y retocando el que ya llevaba puesto. Saqué mi espejito y me eché un poco más de tinta de labios, aún escuchando las instrucciones que indicaba el profe del trabajo que debíamos realizar.

—¡Qué fome que el Fabián no sea de nuestro curso! Feliz lo miraría todos los días, si es más lindo—Me comentó la Romina embobada y toqueteándose el pelo.

—¿Por qué no le dices de una vez que te gusta?—Sugerí viéndola de reojo.

Se removió en su puesto.

—No, no aguantaría escuchar que le gusta la Belén—Negó con su cabeza—prefiero de lejitos nomás.

Terminé concordando con ella—Si, ahorrátelo, después terminai como yo.

—No digai eso.

Me alcé de hombros—Enganchada de un mino con polola—Susurré con amargura.

—Te enganchaste de él antes de que pololeara con ella.

—Aún así.

—Además no sé que tanto, en volá duran poquito, si al final todos terminan—Intentó ayudar, pero no sé, ni siquiera eso me consolaba.

—Pero aunque terminaran el Alex no quiere nada conmigo, si ya me dijo, además he intentado de todo, hueón—Me lamenté pasándome una mano por mi pelo cobrizo, odiaba admitirlo, pero lo que sentía por él no era mutuo, por mucho que lo quisiese.

—Es más ahueonao —Opinó cruzándose de brazos, noté que me miró por el rabillo del ojo y me quedé atenta a lo que me quería decir—, ¿y el Cristóbal?

Levanté mi ceja izquierda.

—¿Qué pasa con él?

—Mmh, no sé, como algunas veces hablan...—Empezó a irse por las ramas como quién no quiere la cosa. Bufé y negué rotundamente.

—Sólo hablamos una vez, además es un insoportable culiao.

—¿Y no te gustan insoportables?—Preguntó con la doble intención.

—Jamás.

—Pa que te olvidís del Alex digo yo—Respondió muy suelta de cuerpo.

—No necesito al Cristóbal pa eso, si quiero olvidarme del Alex lo hago y punto, sin la ayuda de ningún mino de por medio—Fui tajante y precisamente en ese momento el timbre sonó, las dos nos quedamos mirando sabiendo que la otra necesitaba ir al baño y sonreímos, dando por finalizada nuestra conversación.

Nos levantamos de nuestro puesto y caché que el Alex salió y tras él iba el Fabián, me quedé viendo perdida sus siluetas hasta que el profe me llamó.

Polola falsa (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora