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Me bajé del auto lo suficientemente mareada, seguía sudando frío y los calambres del estómago me estaban matando.

La tía Magda junto al Alex y al Fabián comenzaron a sacar las cosas de la maleta del auto mientras la Belén se quedaba conmigo sobándome la espalda.

Alcé la mirada y mis ojos se encontraron con una pequeña cabaña que era en la que nos íbamos a hospedar durante los dos días que estuviésemos en Valparaíso.

—Me quiero morir—Murmuré con la cara pálida.

—Ya va a pasar, mira, respira profundo y siente el rico aire veraniego—Comenzó a incitarme, pero sólo me limité a cerrar mis ojos y contar hasta treinta, a ver si por fin se me pasaba el mal estar.

La tía abrió la cabaña y los chiquillos entraron tras ella.

Justo cuando íbamos a caminar para entrar, la silueta de una persona apareció delante de nosotras y unos ojos cafés sumamente oscuros se hicieron notar.

Paré en seco junto a la Belén.

Una formada sonrisa apareció frente a nosotras y cuando forcé la vista caché que era un mino de la misma edad que teníamos, no aparentaba menos.

—Pensé que vendrían en las vacaciones de verano, no ahora—Comentó en dirección a mi amiga.

Tenía el pelo negro, y su piel era bronceada. Sus rasgos eran marcados y varoniles. Un lindo lunar casi minúsculo decoraba la parte de abajo de su ojo, mientras que en su nariz tenía el septum.

Tenía que reconocer que era mino, sin embargo no cautivó tanto mi atención, aunque sí la de la Belén.

—Ángel—Susurró ella avergonzada, dejando bruscamente de sobarme la espalda.

Esperen.

¿La Belén ahora se creía Patch Cipriano o qué?

—No me mires así—Sonrió de lado—, sé que he cambiado un poco pero nunca para tanto.

La Belén asintió con la cabeza aún sin salir de su trance y antes de que pudiera decir algo lógico, el tal "Ángel" la saludó con un beso en la mejilla.

Al separarse de ella, sus ojos viajaron a mí y se quedó viéndome.

—Supongo que tu eres la famosa Martina—Dijo divertido. 

A pesar de lo mal que me sentía y de las ganas que tenía de vomitarle a los dos, me armé de valor y articulé un pequeño sí.

—Me han hablado mucho de ti.

—¿En serio?—Pregunté sin pensarlo.

—Le conté que somos mejores amigas, como hermanas—Aclaró a mi lado—. En volá el Alex le ha dicho más cosas, ellos hablan mucho más—Se alzó de hombros al terminar de explicar.

—Es cierto—La apuntó con su dedo índice y sus labios se curvaron.

No tenía idea...

O quizás en algún momento me habían hablado del tal Ángel, pero no había prestado atención nunca, aunque ahora particularmente me causaba curiosidad por la reacción de la Belén.

Aquí olía a algo raro.

Y no, no hablaba del olor a asao del lugar.

—Hace mucho que no nos veíamos.

—Sí, han pasado muchas cosas, lo sabes.—Se excusó el Ángel, cambiando su tono de voz a uno mucho más serio e intenso.

Sentía que estaba en un mundo totalmente aparte y que me estaban dejando al margen de la conversación y eso me desesperaba, sobre todo porque necesitaba sentarme luego, mis piernas temblaban.

Polola falsa (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora