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Cerré mis ojos y sentí como la Ale ponía un poco de sombra color durazno en mi parpado derecho, me hacía un poco de cosquillas por lo que me reí un poco. Mi amiga me pegó un solo manotazo y caché que no debía moverme porque podía arruinar el maquillaje, pero ya me estaba poniendo nerviosa y no me podía aguantar la risa burlesca.

—Estai quedando preciosa.

—¿De verdad?

Me pude imaginar su sonrisa a pesar de no estarla viendo.

—Obvio, mira...—Susurró.

Abrí mis ojos y me encontré con mi reflejo en el pequeño espejo.

Se notaba que la Ale tenía talento para maquillar porque me había echado una manito de gato que realmente había solucionado mi caracho.

—¡Oh, espera! Me faltó el iluminador...—Habló repentinamente. Dio media vuelta y comenzó a buscar entre sus cosas el famoso producto.

Eran como las nueve y media de la noche y yo me había venido mucho antes a la casa de la Ale para ayudarla con las hueás del carrete, estuvimos haciendo el aseo y dejando el lugar apto para el vacile. Hasta una playlist hicimos mientras almorzábamos, de puro huebeo sí, pero según yo nos había quedado pulenta.

La Belén llegaría más tarde junto al Fabián, me adelantó que estaban en una especie de cita.

—A ver, mírame—Me pidió mientras ponía un poco de un tipo de sombra brillante, colocándomela en el lagrimal—, un poco por aquí también.

—¿Dónde aprendiste a hacer todo esto?

Se alzó de hombros despreocupada.

—Mmm, en youtube, en esos canales de minas asiáticas, ¿te los mandos?

—¡Sí!—Se me salió una risita.

Cuando vi que ya estaba guardando todos sus implementos de maquillaje, caché que ya había terminado por lo que me paré de su cama y del bolsillo trasero de mi pantalón saqué mi celu y vi la hora.

Eran las nueve treinta y cinco.

Lamí mi labio y vi mis notificaciones pero no tenía ninguna, se suponía que el Alex iba a venir, así que quizás ya estaría en camino.

Tenía que llevar mi plan a la perfección.

Volví a mirar a mi amiga que estaba dejando su estuche de maquillaje sobre su cómoda blanca.

—¿Me dijiste que sí venía a la fiesta la Maite del cuarto B, cierto? —Pregunté como si nada. La Ale me estaba dando la espalda, por lo que no podía ver exactamente su reacción.

—¿Cuál? —Preguntó y se quedó en silencio unos minutos—. ¡Ah! ¿De la que estai celosa por el Alex?

Rodé los ojos y me crucé de brazos.

—No estoy celosa de ella. —Aclaré poniéndome pesá. Me cargaba que malinterpretaran las cosas, la mina me caía mal y punto.

Además justamente ayer caché por qué no me daba buena espina.

—¿Viene o no? —Insistí.

—Sí, me confirmó hoy en la mañana que venía.

Sonreí victoriosa y volví a sentarme en la cama de la Ale sintiendo como me hundía un poco, levanté un poco mi pierna y me amarré mejor mis botines.

Esperaba de todo corazón que mi plan funcionara.

Luego de acabar con él, podría contarle todo por fin al Alex, y este tema llegaría a su fin (al menos para mí) porque para él y la Belén quizás aquella noticia cambiaría sus vidas y el contexto de todo, lo que me ponía triste de sólo imaginármelo. No era un tema común, ni algo fácil de llevar.

Polola falsa (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora