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—Entonces si multiplicai el dos por el ciento cuarenta y uno, te da el resultado—Sonrió la Belén mientras apuntaba con su lápiz mina la operación final que había escrito hace unos segundos. Miré todos los números que estaban escritos en el cuaderno perfectamente ordenados y quise matarme, porque no entendía ni jota—. ¿Entendiste?

¿Le decía la verdad o la mentira?

Tierra trágame por favor...

Si le decía que no había entendido, quizás hasta dejaba de ser mi mejor amiga por ser tan estúpida y no entender un maldito ejercicio que me había explicado más de seis veces y que según ella lo podía resolver hasta un pendejo de sexto.

Era demasiada humillación...

Pero tampoco podía decir que sí, porque como dice mi mamá; más rápido se pilla a un mentiroso que a un ladrón.

Quizás debía aceptar de una que los números no eran lo mío y era.

La Belén me seguía sonriendo e insistiéndome con la mirada para que le contestara.

—Hmm... ¿Por qué mejor no nos tomamos un descanso? —Propuse haciéndome la lesa. Mi amiga suspiró resignada y se pasó una mano por la cara.

—No entendiste—Dió en el blanco.

—Nu—Dije, por último para darle pena y así no acabar tan pronto con su preciada paciencia.

Comencé a jugar con mis manos nerviosa mientras miraba como la Belén se sacaba sus lentes (los cuales solo ocupaba cuando tenía que leer o ver cosas desde muy lejos) y los dejaba en su mesita de noche.

—Quizás soy yo la que explica mal—Se encogió de hombros, tranquilizándome.

Y no, no era por eso, estaba más que segura que mi mente estaba dispersa porque aún no podía superar el beso que nos habíamos dado con el Alex.

Y es que, ¿Cómo chucha lo superaba?

¡Imposible!

Era Miércoles por la tarde y con la Belén habíamos decidido ir a su casa para así estudiar un poco matemáticas, ya que no entendía nada y sentía que si alguien no me iluminaba con sus conocimientos, entonces iba a terminar dando bote en la prueba.

Bueno, como siempre...

Qué ganas de ser como kirby y comerme a los mateos para adquirir sus conocimientos.

La vida sería mucho más simple.

Volviendo al tema; mi cabeza era sólo Alex y me estresaba, porque se me hacía imposible concentrarme en los estúpidos números que me apuntaba mi amiga, cuando sabía que en la pieza de al lado estaba el susodicho.

O también porque volvía a sonar su vocecita que decía "me gustai"

Me sonrojé de solo pensar en eso.

—Ya, filo—Volvió a hablar la Belén mientras cerraba el libro de Matemáticas y también los cuadernos, acomodándose mejor en su cama—. ¿Se puede saber qué te pasa y por qué hace rato andai en la luna? —Preguntó, tomándome por sorpresa, hasta me atraganté con mi propia saliva.

Se corrió todo el pelo hacia un lado y me miró con intensidad, como sólo tus amigas te pueden mirar cuando quieren saber algo.

Me aclaré la garganta y la miré como si estuviera loca.

—No me pasa nada, solo tengo tuto, por eso—Me excusé mientras actuaba un bostezo que me salió más feo que la chucha.

Y no me mal interpreten, no era que no confiara en mi amiga, pero aún estaba procesando lo que había pasado, yo cacho que si le contaba (sobre todo a ella que es una loca por "marlex") en volá ahí mismo le daba un infarto o algo así.

Polola falsa (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora