Apenas puse un pie en mi sala el Sábado en la mañana, me cuestioné si había sido una buena idea ir. ¿Saben lo horrible que es resfriarse en pleno Septiembre, cuando las fiestas patrias están a la vuelta de la esquina?
Mi mamá había sido la más preocupada con el tema, sobre todo porque mi resfrío estaba empeorando, además mi vestuario para la presentación no tapaba mucho y el pronóstico de hoy día tampoco estaba a mi favor.
Pero, a pesar de tener todo en contra, logré convencerla para que me dejara venir a presentarme, ya que tenía que hacerlo sí o sí, y no piensen que quería hacerlo a toda costa porque quería mostrar mi destreza en el baile. Nunca. Pero tenía que ir por mi nota, porque si no me presentaba la profe no iba a tener compasión de mí, aún más porque siempre en su clase pasaba echada.
Así que en cuanto llegué al colegio fui directamente a mi sala, donde estaban todas mis compañeras cambiándose y arreglándose el pelo, la mayoría se lo estaba ondulando y otras simplemente se ofrecían para maquillar.
Cuando la Belén se dio cuenta de mi insignificante presencia corrió hacia mí y me envolvió en un abrazo, como si no nos hubiéramos visto hace un mes.
—¿Cómo estai? —Me preguntó. Sus ojos se veían más grandes de lo normal por el maquillaje, tenía una sombra en los parpados de tonos nude, haciendo que sus ojos azules resaltaran mucho más.
Miré a las demás y la gran mayoría estaba con el mismo estilo de maquillaje y peinado; para las presentaciones siempre se ponían a sacar fotos y todas buscábamos salir con nuestra mejor facha.
Así que obviamente yo me tenía que poner manos a la obra, porque alrededor de una hora los papás ya iban a empezar a llegar y yo tenía que esconder la cara de enferma que llevaba.
—El resfrío empeoró, y me duele la cabeza—Dije apenas con un hilo de voz.
La Belén arrugó la frente y acercó su mano a mi mejilla, y después a mi frente.
La sentía fría.
—Estai caliente—Me informó mientras alejaba su mano con cara afligida.
Me alcé de hombros restándole importancia.
—Se me pasará.
Caminé lentamente hacia una de las sillas desocupadas que había en la sala, gran parte de mis compañeras estaba en su onda, incluso hasta habían puesto música.
—Me refiero a que debes tener fiebre—Se llevó una mano al pecho y volteo hacia donde estaba la Ale arreglándose el pelo—. Oye, Ale. ¿No tenís un paracetamol o algo para la fiebre?
La Ale negó con la cabeza.
—¿Quién tiene fiebre?
La Belén me apuntó.
—Mírala, si parece un pollito—Dijo bajando la mirada, la Ale asintió y a los segundos tenía al par mirándome con pena. Carraspee enojada y me removí en la silla donde estaba.
La Belén sacó su celu y caché que le había escrito a alguien. Levanté una ceja.
—¿Me imagino que no le hablaste a quién creo que le hablaste? —Decidí hablar, cruzándome de brazos amurrada.
—¿Al Alex? —Indagó inocente—. Por supuesto que sí, es tu pololo... Le hablé para preguntarle si tenía paracetamol, aunque lo dudo.
—¿Y si es covid?—Preguntó la Ale con susto.
La Belén la miró feo altoque.
—Obvio que no, hueona.
Rodee los ojos y me quedé observando cómo la Ale se hacia sus rulos, así que como caché que no iba a poder empezar arreglándome el pelo, decidí vestirme.
ESTÁS LEYENDO
Polola falsa (editando)
Teen FictionCuando el mino que le gusta a la Martina le pide que sea su polola falsa.