Pasaron algunos minutos en la misma posición, las miradas se encontraron en varias ocasiones, con Shi Qing Xuan sonrojándose ligeramente mientras He Xuan estaba perdido en sus pensamientos. ¿Por qué lo había ayudado? ¡Era mejor dejarlo caer y escapar en ese momento!
Para el Supremo era el tiempo de irse, pero estaba inmóvil en su lugar embriagándose de la luz encantadora que aun poseía el antiguo Señor del Viento, no podía dejar de pensar que deseaba que esos labios suaves le volvieran a decir Ming Xion y por un instante volver a ese pasado que él mismo terminó cuando culminó su venganza.
Aguas Negras solo salió de sus ensoñaciones con el carraspeo constante por parte de Shi Qing Xuan que sentía que iba a explotar por el nerviosismo que le causaba ese joven que apenas conocía, sin entender la razón de ello.
— Mhm... Disculpa... Te agradezco mucho el apoyo, eres todo un jovencito heroico, pero... ¿podrías soltarme ya? Es un poco incómodo tener que sostener tantos cuencos con una sola mano.
— No soy ningún héroe, solo actué por inercia.
En ese momento, He Xuan giró sobre su propio eje dispuesto a retirarse como tanto había deseado, sin embargo, Shi Qing Xuan se adelantó para darle algunos cuencos de los que sostenía y le sonrió como en el pasado, haciendo que el corazón inerte del Supremo volviera a saltar como si tuviera vida.
— ¿A dónde vas? Te dije que serías mi protegido y nuevo ayudante... ¡Nos toca lavar los cuencos en el río! Tenemos solo estos y no podemos darnos el lujo de desaprovecharlos. Sé que da miedo al principio, pero vivir en las calles no es tan malo cuando estas acompañado, jovencito sin nombre.
Los ojos dorados se clavaron en el rostro jovial y sucio del antiguo Señor del Viento, pero la insistencia del otro era aún más fuerte que su propio hastío, por lo que He Xuan respondió entre dientes.
— Tengo un nombre, dime Xuan.
— ¿Xuan? ¡Jajajajajajaja! ¡Yo también me llamo así!
— ¿Acaso no te dicen Feng los demás?
— Es una larga historia, llegué aquí intentando explicar quién era, pero nadie me creía, después pasó algo que los hizo hacerlo, por lo que solo me quedé con ese apodo. Pero no necesitas toda la historia, mejor vámonos ya.
Shi Qing Xuan comenzó a andar rápidamente, algo que sorprendió a la Calamidad, pues al estar cojo no debería tener tanta agilidad y gracia como en el pasado. Su mente solo rondaba una y otra vez mientras sus ojos se perdían entre las curvas del maltrecho cuerpo ajeno, sin poder escapar de su destino en ese instante.
"¿Cómo fue que terminé en esto? Se supone que solo lo vería desde lejos, no soporto tenerlo cerca. Lo odio, no puedo olvidar lo que hizo, el dolor, mi familia, la ingenuidad de la que siempre gozó... ¿Qué se supone que siento ahora además de rabia?"
Los labios del fantasma dejaron escapar un suspiro profundo, por lo que Shi Qing Xuan volteó a verlo con la luz de la duda en su rostro.
— ¿Qué pasa? ¿No te gusta lavar? Es necesario, aquí no tenemos quién haga este tipo de oficios y nos turnamos para hacerlo, pero como eres el nuevo es necesario que lo hagas, ¡aunque te acompañaré sin duda!
Aguas Negras se quedó en silencio, no tenía nada que ver con las actividades comunes su incomodidad, por lo que su mente gritaba con desesperación, necesitaba estar libre de ese cabeza hueca en cualquier momento o se disiparía ya mismo.
"¡Aléjate ahora, He Xuan!"
Al ver que no recibiría respuesta, el ahora mortal se sentó en la orilla del río seguido del fantasma en una piel falsa, ambos comenzaron a lavar aquellos utensilios viejos, mientras los ojos dorados reflejaron su molestia de realizar una actividad tan sosa. Sin embargo, el silencio no duraría mucho, pues Shi Qing Xuan no estaba acostumbrado a mantener sus labios sellados.
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He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimos
FanfictionHe Xuan había consumado su venganza, había tomado la vida de Shi Wudu y dejó en la ruina a Shi Qing Xuan... Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza lastimeramente: ¿por qué no podía dejar de pensar en aquella cálida sonrisa y los ojos claros...