Yin Yu nunca pensó que los días que pasaría cubriendo al señor de Ciudad Fantasma serían una locura. Él esperaba pasar su tiempo como siempre lo hacía, atendiendo problemas con los habitantes, llevando la contabilidad, haciendo los pagos correspondientes y después sentarse a leer y escribir como era su pasión.
Sin embargo, no lo lograría, pues en la Mansión Paraíso se había quedado el general Quan Yizhen, sin darle espacio para respirar con su constante "shixiong" yendo detrás de él preguntando sobre todo lo que hacía.
Por suerte, en ese momento de la mañana el chico de cabello rizado se encontraba durmiendo, al fin había silencio, algo preciado para el anterior dios marcial.
La noche anterior le había preparado una habitación muy lejos de la suya, pues resignado, tuvo que hacer lo que Hua Chengzhu le había ordenado, aun rondaba en su cabeza las palabras que le había dicho "un día me lo agradecerás". ¿Qué significaba eso si sabía que no podía tolerar a Qi Ying cerca de él después de su pasado tormentoso? En verdad le dolía la cabeza por intentar entender al Supremo que parecía amar ser una molestia para los demás.
Bajó al estudio que tenían para registrar las cuentas administrativas, las ordenó un poco y recogió otros libros que tenía que leer. La mañana estaba espléndida, por lo que iba a disfrutar sentarse en su habitación, dejando que la ventana que le permitió tener su señor se encargara de filtrar el calor del sol hasta su piel.
Yin Yu no era conocido por tener una gran presencia, pero era un hombre joven de buena apariencia, cabello negro brillante, ojos color oliva rayando en el negro y piel blanca como la nieve. Cualquiera podría decir que tenía un ligero atractivo sobrio, pero realmente nadie lo notaba, excepto...
"Debo dejar de pensar en ese niño, también quisiera ser invisible para él, pero no lo logro, todo el tiempo está molestando."
Subió las escaleras lentamente mientras iba leyendo una de las portadas. Hua Chengzhu tenía material muy interesante sobre los tres reinos, el anterior oficial celestial se sentía agradecido porque lo dejara tomar todo lo que deseara y así seguirse cultivando, consideraba que estaba aprendiendo más en Ciudad Fantasma que en todos sus años en el cielo.
Abrió la puerta de su habitación sin mirar, estaba leyendo sobre cómo reconocer demonios cambia formas y la manera de arrancarles su corazón para evitar su mutación, eso jamás lo enseñaban los cultivadores, pero parecía bastante interesante.
Se acercó al escritorio y dejó los demás libros para concentrarse primero en ese, sus ojos iban y venían sobre las letras, no podía imaginarse cuánta de esa información le sería útil para atender las misiones del Supremo, lo emocionaba silenciosamente, no era una persona que hiciera mucho escándalo.
Decidió leer en su cama un momento, así que se sentó en la orilla para cambiar la página y se dejó caer sobre su espalda. Esa acción hizo que saltara como gato que toca el agua, había otro bulto extraño bajo sus sábanas, así que tiró de ellas para ver quién era el intruso y hacerlo pagar.
Sus ojos se abrieron de par en par y tosió porque se estaba ahogando con su propia saliva, sobre sus sábanas violetas estaba un jovencito de cabellos rizados esparcidos por todos lados, utilizando únicamente sus pantalones y con el torso completamente desnudo.
— ¡General Quan Yizhen! - gritó indignado Yin Yu, pero al ver que no respondía, volvió a llamarlo — ¡Qi Ying! Por todos los demonios del mundo, ¿qué haces aquí? Tu habitación está en el otro lado.
El joven se medio despertó tallándose los ojos como un niño pequeño, no sabía qué estaba pasando, solo escuchó su nombre y bostezó. Sus ojos se iluminaron hasta que vieron ese rostro que tanta confianza le infundía.
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He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimos
FanfictionHe Xuan había consumado su venganza, había tomado la vida de Shi Wudu y dejó en la ruina a Shi Qing Xuan... Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza lastimeramente: ¿por qué no podía dejar de pensar en aquella cálida sonrisa y los ojos claros...