Capítulo 3... Los deseos ocultos de un fantasma

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La cabeza de He Xuan comenzaba a doler por tal insinuación por parte de Shi Qing Xuan, solo pensar que podrían compartir un sitio tan estrecho era impensable para él. Exasperado, tenía ganas de arrancarse mechones de su largo cabello oscuro y luego meterlos a la boca del otro para que entendiera su estupidez. En vez de eso, solo mantuvo su semblante gélido, cruzándose de brazos y replicó de mala gana ante el rostro iluminado de Shi Qing Xuan.

— ¿Cómo que dormiremos juntos? ¿Ya viste el espacio de esa cosa? Yo puedo dormir afuera con los demás, a menos que sea tu pasatiempo acostarte con los nuevos.

Este último comentario tenía la acidez del vinagre que había recorrido la garganta del Supremo, pues sentía un enojo inmenso de pensar que, mientras él soñaba con el antiguo Señor del Viento, éste se acostaba fácilmente con cualquiera que se atravesara en el camino. Shi Qing Xuan lo miró y, aguantando una carcajada descomunal, trató de poner un semblante solemne, educando su tono para que saliera lo más serio que sus labios podían articular.

— Xiao Xuan, ¿por qué preguntas algo así? ¿Acaso parezco un acosador de jovencitos? ¡Aunque si eres el más apuesto que he visto!

— Eres un...

— ¡Es broma! ¡Jajajajajajaja! Yo solo duermo abrazado de Ming Xion, deja de poner esa cara de asco.

He Xuan no sabía qué decir, primero su interior se puso cálido con las primeras palabras, pues ahora sabía que Shi Qing Xuan no había dormido con nadie más, pero cuando éste culminó su comentario deseaba ahorcar a ese gato y someter al castaño hasta que le pidiera piedad con ojos suplicantes, jadeando de placer... Nuevamente sus pensamientos se estaban desviando a sus propios deseos, estaba agotado de pelear contra él mismo, por lo que decidió acomodarse en la cama improvisada dándole la espalda al otro que lo miraba perplejo.

El Rey Fantasma se había quedado inmóvil mirando la pared gastada de esa madriguera, esperando únicamente que el antiguo Señor del Viento se durmiera, pero éste solo se la pasaba hablando y riendo con otros, algo que lo hacía retorcerse del disgusto, pues percibía que el ojiazul seguía confiando en todos, siempre regalando una sonrisa, como en el pasado, por lo que no comprendía si alguna vez su venganza se había visto completada. Horas más tarde, sintió que al fin Shi Qing Xuan se recostaba con el gatito entre sus brazos, susurrándole palabras de afecto, sintiendo que la respiración del otro le rozaba la espalda sin poderlo evitar, algo que lo hizo molestar aún más.

Aguas Negras estaba exhausto mentalmente, por lo que decidió escapar de ahí finalmente, había sido una pésima decisión ir a encontrarse de cara con su destino solo por una curiosidad mal fundamentada. Así que con cuidado se movió para salir de la cama incómoda, pero justo cuando estaba por ponerse de pie completamente, sintió unos brazos rodeándolo por la cintura, ¡Shi Qing Xuan se había aferrado a él entre sueños!

Esa acción erizó todos los vellos del cuerpo de He Xuan, por lo que tuvo que contener el impulso de aventar al castaño y se quedó inmóvil solo disfrutando de la calidez que le proporcionaba en ese momento su antiguo amigo. Los balbuceos ajenos eran inteligibles, pero lo que era obvio es que llamaba a Shi Wudu entre sueños, algo que puso completamente rígido al Supremo.

Sabía que él mismo se había encargado de asesinar al Tirano del Agua, decapitándolo frente a los ojos azules que se llenaban de lágrimas por la desesperación de sus destinos, sin embargo, parecía que seguía siendo una recurrente pesadilla de Shi Qing Xuan, haciendo notar al Rey Fantasma la gran marca dolorosa que había tatuado en el antiguo dios.

Pasaron un par de horas en esa posición, He Xuan se había quedado sentado en ese abrazo inconsciente, llenando su cabeza solamente con sus emociones de venganza, se negaba a dejar que alguna otra se colara en él, pero se sorprendió a sí mismo acariciando las manos del castaño con suavidad, casi como un consuelo. Eso le revolvió el estómago, no estaba ahí para hacer sentir mejor a Shi Qing Xuan, sino para alargar su tormento si veía la oportunidad, pero parecía que su juicio estaba completamente nublado, por lo que decidió recostarse nuevamente apartando las manos adversas para dormir un poco y buscar una salida de esa encrucijada al día siguiente.

He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora