He Xuan caminó en silencio con la mujer en brazos, no miraba a nadie más, no necesitaba que le dijeran algo sobre lo que había dicho segundos antes. Aunque intentaba permanecer tranquilo, sus ojos claros se desviaban para buscar una figura vestida con túnicas blancas y detalles verdes, pero por más que se esforzaba, nunca llegaba a observar su rostro.
Shi Qing Xuan se había colocado estratégicamente en un lugar donde nada del Supremo pudiera alcanzarlo, ni su mirada, ni su cuerpo, ni siquiera el aire que respiraba, estaba decidido a dejarlo partir al ver cómo llevaba a la chica entre sus brazos.
“A mí siempre me trató de manera indiferente, no deja de decirme cabeza hueca o idiota, me carga como un bruto y nunca tiene palabras lindas para mí... Ni siquiera me ha dicho un te amo... Creo que es momento de que me abandone para siempre..."
Sin darse cuenta, las lágrimas estaban rodando por sus mejillas, por lo que al sentir húmedo su rostro lo tocó con incredulidad mientras sentía que algo en su pecho estaba sofocándolo, se inclinó hacia el frente intentando calmarse, pero perdió el equilibrio cayendo de rodillas. Xie Lian iba detrás de él, por lo que se asustó al verlo tan inestable y se acercó con pasos agigantados para preguntar cómo estaba.
— ¡Qing Xuan! ¿Estás... bien?
El príncipe hizo una pausa al verlo llorar, pero el anterior Señor del Viento le hizo una señal con el dedo índice sobre sus labios para que no dijera nada. Hua Cheng estaba tan cerca de la escena que notó lo que pasaba, pero decidió guardar silencio igual que su esposo y siguió caminando para evitar que Aguas Negras pudiera darse cuenta.
Tal como esperaba el carmesí, cuando He Xuan escuchó que algo le pasaba al castaño, giró totalmente, sin embargo, su mirada únicamente se encontró con el rostro desagradable de Lluvia Carmesí.
— ¿Qué pasa, sardina maloliente? ¿Se te perdió algo?
Hua Cheng se cruzó de brazos frente a él cubriendo a Xie Lian que ayudaba a su amigo para que se levantara.
— ¿Qué te importa? ¡Cabeza hueca! ¿Qué te pasó?
El pelinegro intentaba esquivar al otro Rey Fantasma pero no logró sortearlo, era una danza maldita que nadie le podía ganar a la elegancia de las túnicas rojas.
— No... No me pasó nada... Solo quiero sentarme un rato... A diferencia de todos aquí... Soy mortal...
Shi Qing Xuan intentaba contestar lo mejor posible, sin embargo, sentía que se derrumbaría en cualquier momento. Cuando alzó la vista percibió a Pei Ming frente a él con una mirada de odio puro, desenvainó la espada listo para ir contra Aguas Negras pero los generales Xuan Zhen y Nan Yang lo tomaron por los brazos negando con sus cabezas para que no hiciera nada.
— Tienes razón, tanto tú como Xie Lian están acostumbrados a las cosas humanas como el hambre y el cansancio, nosotros seguiremos para encontrar un sitio dónde descansar y evaluar la situación — Mu Qing dijo muy tranquilo, por lo que recibió un elogio agradecido con una mirada por parte de Xie Lian.
— Si, si, tenemos que ver primero todo para avanzar o nos llevará la mierda — suspiró Feng Xin intentando retomar sus constantes peleas con el otro, pero simplemente fue ignorado, algo que le hacía tener un sabor amargo en la boca.
Hua Cheng no dijo nada, pero sólo con la mirada amenazante hizo que He Xuan diera la vuelta nuevamente para seguir, solo que al dar los primeros pasos, escuchó que alguien lo llamaba suavemente.
— A-Xuan... — unos ojos color canela se abrieron apenas y la mujer extendió su mano derecha para acariciar las perfectas facciones del fantasma negro, quien se quedó inmóvil ante el tacto — ¿eres tú? ¿dónde estoy?
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He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimos
FanfictionHe Xuan había consumado su venganza, había tomado la vida de Shi Wudu y dejó en la ruina a Shi Qing Xuan... Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza lastimeramente: ¿por qué no podía dejar de pensar en aquella cálida sonrisa y los ojos claros...