Hua Cheng llegó totalmente descompuesto al Templo Qiandeng, no podía procesar aún los fluidos que encontró en una de las más preciosas habitaciones de Mansión Paraíso.
Cuando llegó con esa aura asesina, Xie Lian se alarmó, pensó que había pasado algo con su amigo y se acercó con preocupación al azabache.
— San Lang... ¿Qué pasó? ¿Estas bien? — las manos del dios acunaron las exquisitas facciones de su esposo y le dio un beso casto — te ves furioso, cálmate, cuéntame qué pasó para ayudarte.
El fantasma sólo hundió su rostro en el espacio del cuello de su príncipe, aspiró su aroma y se quedó así por largo tiempo sostenido a su cintura.
— Gege, no quiero hablar sobre eso, este San Lang jamás te oculta nada, pero es bastante vergonzoso el comportamiento de esa basura inútil y Aguas Negras.
— ¿Vergonzoso? ¿Por qué?
Los ojos del color de la miel estaban en completa ignorancia, quería entender qué podía alterar así al Supremo con el que vivía, sin embargo, sabía que no encontraría respuestas en los labios sellados del carmesí.
En cambio, Hua Cheng suspiró pesadamente, mientras acercaba a Xie Lian a su cuerpo para besarlo con intensidad, lo tomó de las nalgas para cargarlo hasta el altar que profanaban constantemente con sus deseos más primitivos.
— San... San Lang... ¿Por qué estás intentando que no pregunte más?
El dios marcial sabía que cuando su esposo no quería hablar, lo provocaba hasta que se olvidaba hasta de cómo respirar, pero realmente estaba preocupado por él.
— Gege...
La voz cavernosa de Hua Cheng le hizo entender que realmente quería olvidar el asunto, hundiéndose entre sus piernas con fuerza desmedida. Xie Lian suspiró y enredó sus dedos entre el cabello negro, sería una larga jornada sexual entre ambos.
En contraparte, He Xuan y Shi Qing Xuan habían aparecido en un instante en la guarida de Aguas Negras, el movimiento del fantasma había sido meticuloso en extremo para desaparecer en la matriz de acortamiento de distancia justo antes de que el furioso Lluvia Carmesí y su cimitarra maldita aparecieran frente a sus ojos.
Se dejó caer pesadamente en el linóleo frío que se extendía por su elegante habitación mientras que su acompañante estaba sobre él, abrazándolo, apenas cubierto con una túnica prestada.
Los ojos dorados y los celestes no dejaban de mirarse, la respiración del hombre mortal era irregular mientras que la del fantasma no existía. Pasaron minutos en esa posición, sin que ninguno se animara a romper el silencio.
Labios hinchados luchaban por separarse y decir algo, pero la realidad es que no había nada más que decir entre ambos, los dos habían acordado que eso no significaba nada, así que... ¿Por qué preocuparse por articular palabra? Pero el anterior Señor del Viento no era aficionado al silencio.
— ¡He Xion! ¡Ahora sí seré fichado en Ciudad Fantasma! ¡Xueyu Tanhua va a asesinarme apenas me acerque ahí o contacte con LianLian! ¿Cómo pudiste hacerme eso?
Las manos del castaño estaban cerradas en dos puños que golpeaban el rígido pecho de He Xuan, sus mejillas estaban ligeramente infladas con un lindo rubor en ellas.
— ¡Cálmate idiota! Hua Cheng ni siquiera nos vio, ¿qué pruebas tendría de que te follé en esa habitación con tanta hambre?
Aguas Negras espetó sin pensar sus palabras, cuando terminó de decirse ese argumento, de nuevo dos pares de ojos se miraban con confusión, eso había sido aceptar abiertamente lo que habían hecho y era algo que ninguno quería reconocer.
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He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimos
FanfictionHe Xuan había consumado su venganza, había tomado la vida de Shi Wudu y dejó en la ruina a Shi Qing Xuan... Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza lastimeramente: ¿por qué no podía dejar de pensar en aquella cálida sonrisa y los ojos claros...