Capítulo 5... De mujer a mendigo, la burla de un niño carmesí

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El sol se fue colando por los recovecos de la guarida que cobijaba a los mendigos de la Capital Celestial. Uno de sus rayos llegó directo a la cara de Shi Qing Xuan que se talló los ojos mientras bostezaba largamente, mirando hacia un lado para ver a Xuan sano y salvo.

— Si que tuve un sueño muy loco... Debería calmar mi mente antes de dormir. Pobre niño, si supiera lo que estuve soñando estando aquí a su lado... ¡Voy a colapsar!

Una vez más calmado, el anterior Señor del Viento movió al joven que lo acompañaba acariciando la coleta que ataba su cabello para despertarlo tranquilamente. He Xuan fingió que había estado en el sopor del sueño, algo que ni de broma llegó, pues pasó la noche en vela rumiando por lo bajo todo tipo de maldiciones mientras suprimía sus ganas de zarandear al castaño en busca de respuestas.

— ¡Buenos días, Xuan! ¿Cómo dormiste? ¡Yo lo hice tan bien! ¡Jajajajajaja!

Los ojos dorados se oscurecieron ante esa respuesta, el Supremo no sabía exactamente qué significaba eso.

— Que bueno que al menos alguien durmió bien aquí — el fantasma se levantó molesto para acomodar sus túnicas exteriores — no me siento cómodo, necesito irme pronto.

Shi Qing Xuan sintió una tristeza profunda ante sus palabras, no entendía la razón de sentir una melancolía tan fuerte en su ser, por lo que solo atinó a tomar a Xuan por los hombros.

— No te vayas, por favor. Las calles son muy crudas y no encontrarás un mejor sitio para estar. Yo puedo protegerte, te lo prometo, ¡hasta te daré menos trabajo!

Las manos del anterior dios temblaban, rogando en su mente que el chico frente a él no se fuera, su corazón estaba lleno de incertidumbre de no saber por qué lo necesitaba cerca, pero sabía que su vida se sentía más cálida desde su llegada.

— ¿Por qué tu necesidad de que me quede? Soy solo un desconocido y nos conocemos poco, no seas tonto.

Los pensamientos de He Xuan incendiaron su mente, estaba a punto de sucumbir a sus deseos y a esas tortuosas emociones que no estaba comprendiendo, pero solo amonestó en silencio al contrario.

"Ya déjame ir, te odio, ¿qué no ves que estás en peligro si me quedo? ¡Imbécil, cabeza hueca!"

Shi Qing Xuan no sabía qué decir, siempre había tenido la facilidad de palabra para llenar las conversaciones alegremente, pero ahora tenía la boca seca con la posibilidad de perder esa compañía, así que solo palmeó los hombros contrarios intentando sonreír.

— Bueno, te puedes ir sin ningún reclamo de mi parte, pero hoy no. ¡Necesito que me ayudes con algo! Mi amigo LianLian nos dará varias raciones de nueva comida para todos, así como ropa para cobijarnos, nadie más puede ir conmigo, ¡así que me acompañarás a Ciudad Fantasma!

Un escalofrío intenso recorrió la médula espinal del Rey Fantasma al escuchar hacia dónde lo llevaría Shi Qing Xuan. ¡Definitivamente no quería encontrarse a Hua Cheng en ese momento! Quizás su rostro se había puesto más pálido de lo normal, pues el castaño le dio unas palmaditas en la espalda para tranquilizarlo.

— ¡Calma! Xueyu Tanhua puede ser un poco intimidante, pero es el esposo de LianLian, ¡por lo que definitivamente no nos hará nada!

He Xuan puso una cara de asco mientras golpeaba su cabeza mentalmente hasta volverla puré, deseaba desaparecer para siempre.

"Claro, no hace nada, solo bromas de mal gusto, me mirará altivamente, me cobrará lo que le debo, se reirá de mi apariencia, ¡o lo encontraremos adorando íntimamente a su dios!"

He Xuan estaba pensando apenas cómo librarse de ese acontecimiento cuando sintió que Shi Qing Xuan lo jalaba del brazo con alegría. No quería ir, se jalaba para liberarse del otro, pero no cedía en ningún momento. Ambos iban peleando, Xuan solo siseaba maldiciones, hacía gestos de asco mientras que el otro solo reía alegremente cantando todo el camino. El día era cálido, con el clima agradable y los senderos del bosque se coloreaban con perfectos paisajes de los árboles y flores que encontraban, por lo que para el anterior Señor del Viento eso pesaba más que la resistencia de su joven amigo a asistirlo.

He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora