Capítulo 14... Mansión Paraíso arde... Otra vez

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He Xuan no dejaba de besar aquellos labios carnosos que lo estaban haciendo perder el juicio. Los torturaba una y otra vez con sus dientes, los succionaba y los liberaba sólo por pequeños instantes para que el anterior dios tomara aire.

Las mejillas de Shi Qing Xuan estaban sonrojadas por el deseo y la vergüenza de volver a seducir a Aguas Negras, pero si tenía la oportunidad de tenerlo unos días más a su lado, no lo desperdiciaría.

Las piernas bien torneadas del anterior Señor del Viento envolvían a la figura cubierta por ropajes negros, lo presionaban para sentir su cuerpo y sonrió al sentir que, como él, tenía una erección palpitante en busca de atención.

Con cada roce de sus bultos entre la poca tela que los separaba, gruñían o jadeaban, sabían que se deseaban después de tanto tiempo separados, pero ninguno quería admitir las razones de eso.

El Supremo recordaba las veces que soñó con ese cuerpo, su mente le gritaba que lo había deseado desde que fingía ser el Señor de la Tierra, pero intentaba sacudir esa idea ridícula, lo que estaba pasando sólo era producto de unos días de hambre insaciable, después dejaría de sentirse atraído y lo abandonaría para siempre.

Se separó lentamente de los labios que lo hacían agonizar, dejando un delgado hilo de saliva entre ambos hasta que se rompió por la lejanía de los cuerpos, Shi Qing Xuan lo miraba expectante, no sabía si continuaría o si el fantasma daría media vuelta para irse.

— Si me hubieras dicho que no querías ser de nuevo un dios, te habría dejado ya — la voz fría de He Xuan retumbaba por todas las paredes de esa exquisita habitación, su mirada estaba llena de una pasión helada característica de él — pero si quieres recuperar tu divinidad correctamente, supongo que tengo que verlo para evitar que vuelvas a hacer algo incorrecto como Shi Wudu.

La sonrisa de su amante era radiante, se sentía pleno al escuchar esas palabras, quizás no duraría para siempre, pero tener un par de meses o quizás años a He Xuan a su lado, era suficiente para entusiasmarse... Pero lo que realmente estaba motivado en ese momento era otra parte de su cuerpo que recibió la atención de aquellos ojos felinos.

Lentamente, Aguas Negras retiró la cinta negra que sujetaba sus túnicas, la paseó en el abdomen del ojiazul que se encontraba expuesto debido a que la bata interior que traía puesta se había abierto hacia los lados. Escuchó con satisfacción un gemido ahogado por el placer que estaba causando con esos centímetros de tela ligera y suspiró audiblemente desde sus pulmones vacíos.

— ¿Crees que quiero hacer esto?

El fantasma caminaba lentamente por el contorno de la cama para dirigirse a la cabecera que estaba pegada en la pared más cercana, no dejaba de hacer bailar perversamente el cinturón de tela sobre el cuerpo de Shi Qing Xuan que sólo jadeaba lentamente lleno de anhelo en la mirada.

— No... No lo sé... He Xion... ¿Quieres que me levante y me vaya?

Los ojos azules estaban jugando al rol afligido pero provocativo que el anterior Señor del Viento estaba aprendiendo que enloquecía al fantasma.

— Tarado...

Una sonrisa oscura enmarcaba las perfectas facciones de Aguas Negras y se deslizó únicamente para tomar las muñecas endebles del anterior dios y las amarró con la cinta dejándolas juntas con un nudo en la cabecera que tenía adornos exquisitos, sabía que costaría una fortuna, pero no le importaría dañarla, era la mansión de Hua Cheng, ¿para qué preocuparse? Dejaría un sabor amargo en ese niño bromista al saber que había tenido sexo en una de las habitaciones de ese sitio.

Las piernas del castaño se cruzaron intentando relajarse, el placer se agolpaba en sus paredes interiores y aquella erección que estaba goteando por la vulnerabilidad en la que se encontraba en ese momento.

He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora