Capítulo 28... Shi Qing Xuan y He Xuan

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La voz alegre de Shi Qing Xuan lo alegraba todo alrededor, estaba vestido con sus túnicas blancas con tocados verdes y agitaba su abanico jalando de la mano a su compañero vestido totalmente de negro.

He Xuan suspiraba porque sabía que nuevamente lo estaban arrastrando hacia alguna locura, más cuando con cada paso que daba el castaño se iba transformando en mujer como tanto le gustaba.

— ¡He Xion! ¡Deberías tomar tu forma femenina, sabes que así somos imparables! — los ojos celestes brillaban mientras le sonreía golpeando delicadamente su frente con su abanico — no sé por qué siempre eres tan terco, pero deberías comprender que te necesito a mi lado para las misiones o nos terminarán matando a ambos.

— Te matarán a ti, yo soy lo suficientemente fuerte para defenderme — escupió con molestia Aguas Negras, odiaba que lo arrastrara a esas tonterías, parecía que el castaño no tenía ningún tipo de dignidad.

— ¡He Xion! ¿Por qué eres tan malo conmigo?

Shi Qing Xuan le hacía un puchero mientras le daba pequeños golpes en el pecho.

— ¿Y tú por qué eres tan molesto?

El fantasma se safó del agarre del Señor del Viento y le jaló una mejilla con fuerza para que dejara de molestarlo.

— ¡Auch! ¡Eso duele! — se quejaba el dios ante el maltrato que recibía — ¿qué no ves que mi cara es la más hermosa de los tres reinos? ¡Me vas a desfigurar!

— ¿Hermosa? Si eres la cosa más horrible que he visto en miles de años — jalaba más esa mejilla ante el puchero del otro — así que deja de quejarte y de estar vistiéndote así, te ves ridículo.

— ¡Para nada!

Shi Qing Xuan lo miraba mientras giraba provocativamente ocultando su rostro detrás de su abanico mientras He Xuan bufaba exasperado.

Después de un tiempo, estaban sentados en una de las tabernas cualquiera que el Señor del Viento amaba visitar en el mundo mortal, él tenía una botella de vino que bebía con singular alegría mientras que He Xuan iba por su décimo plato de comida, ambos estaban frente a frente en la mesa que compartían.

— ¡He Xion! ¿Adivina de qué me enteré?

El castaño bebió un sorbo grande de vino y se inclinó hacia donde estaba el fantasma colocando su voluptuoso pecho sobre la mesa, lo que llamó la atención de los ojos dorados, aunque He Xuan aparentaba que no pasaba nada.

— ¿Mhm? — como siempre, el Supremo respondía con un sonido gutural parecido a un gruñido.

— ¿Cuándo será el día en que me respondas como si fueras una persona y no un animal hambriento?

Con un rápido movimiento, el Señor del Viento intentó golpear a su compañero con la botella en su mano, pero el pelinegro lo esquivó suspirando.

— ¿Qué carajos quieres? Déjame comer, mujer loca.

Aguas Negras seguía comiendo sin prestar atención a Shi Qing Xuan que hacía un puchero increíble frente a él.

— ¡Eres un desagradecido! ¿Quién te dirá todo lo que pasa en los cielos? — el dios volvió a dar un trago y sonrió — parece que Pei Ming se volvió a meter en problemas, ahora tiene a dos demonios femeninos y a una fantasma asaltándolo en cada momento porque estuvo con las tres al mismo tiempo en un burdel... ¡Pero cada una en un cuarto distinto! No sé cómo ese idiota no se muere de gonorrea o algo peor que eso.

— Mmmmmmm...

He Xuan volvió a dar otro bocado a los fideos que estaban frente a él sin responder a sus tonterías.

— ¿No dirás nada? ¡He Xion deja de comer y mírame!

El Señor del Viento se incorporó en su silla y miró para otro lado para terminar su bebida sin observar al otro, necesitaba expresar su molestia también con sus acciones.

Los ojos dorados del fantasma recorrieron a la ahora diosa mientras no lo veía, se embelesaba con la caída del cabello castaño sobre su espalda, admiraba sus facciones, sus ojos azules, sus labios entreabiertos ligeramente rosados por el alcohol y el ligero sudor que cubría su cuello. Se perdía en las formas de su cuerpo, como hombre o como mujer era simplemente una obra de arte para el fantasma, pero lo que más amaba era esa risa cantarina que lo llenaba internamente de un calor indescriptible.

Shi Qing Xuan estaba observando al fantasma muy de cerca cuando abrió los ojos, su sonrisa se ensanchó y se aventó sobre él para abrazarlo.

— ¡He Xion! ¡Estaba esperando que despertaras! Eres un dormilón, estuve horas aquí mirándote, ¿sabías que eres muy atractivo? — el castaño sonrió acariciando los labios del Supremo con las yemas de sus dedos — tienes los labios más hermosos de todos, iba a despertarte con un beso, pero me contuve o eras capaz de ahorcarme hasta dejarme sin respiración y aunque me gustas brusco, eso iba a ser muy intenso.

— ¿Qué tonterías estás mascullando?

He Xuan sentía que le dolía la cabeza, se levantó con dificultad y miró a su alrededor, parecía el interior de Mansión Paraíso, volteó a mirar al Señor del Viento parado frente a él y después se giró hacia otro lado para ignorarlo.

— ¡Eres un desgraciado! ¡Hago todo por ti y no me agradeces! — el abanico nuevamente hacía aparición golpeando la cabeza del pelinegro con fuerza — no sé qué más quieres que haga para que me aceptes como tu pareja, ya te demostré que podría morir por ti, pero claro, nunca te importa...

— ¿Qué? — los ojos dorados giraron en dirección a Shi Qing Xuan nuevamente, estaba recordando lo que había pasado, lo miró de arriba abajo levantándose de golpe para abrazarlo — ¡Maldita sea! ¿Sabes cuánto me asusté? ¡Eres un maldito, cabeza hueca!

— ¡He Xion! Te preocupaste demasiado, ¿no lo crees? Este Señor del Viento es más fuerte de lo que crees.

La risa fresca de Shi Qing Xuan resonaba en la habitación hasta que unos labios fríos la callaron con un beso intenso.

— ¡Estúpido! ¡Te odio! — las palabras salían del fantasma entre besos y risas del castaño — ¡Pensé que habías muerto! ¡Eres un imbécil! — los brazos del Supremo lo presionaban al punto de casi asfixiarlo — ¡No lo vuelvas a hacer!

— He Xion... He Xion... — Shi Qing Xuan lo besó nuevamente y sonrió — aunque digas que me odias, ¡yo te diré algo mejor!

Los ojos del Rey Fantasma se fijaron en el rostro del ojiazul y sonrió, al fin iba a escuchar esas dos palabras que había articulado antes de la desgracia que había sucedido, su sonrisa se hizo visible...

Pero nunca llegó el sonido, sólo el movimiento de los labios que no lograron expresarse mientras todo alrededor se teñía de rojo sangre, bañándolo por completo mientras que la figura del castaño se desvanecía entre sus brazos.

La sangre tomaba forma de olas negras salvajes que inundaban todo a su alrededor, se llevaban el cuerpo de Shi Qing Xuan sin que He Xuan pudiera sostenerlo, no podía moverse hasta el punto de que quedó sumergido en ese mar oscuro furioso.

— ¡NOOOOOO! ¡SHI QING XUAN!

El grito desesperado de He Xuan retumbó por toda la habitación mientras que despertaba con un brazo estirado hacia el techo. Se encontraba acostado, sintiendo que se asfixiaba, aunque no necesitara aire...

Había vuelto a la realidad...

He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora