Para Xie Lian, Aguas Negras era únicamente un Supremo que se relacionaba directamente con su esposo por diferentes negocios. Nunca se había preocupado por acercarse a él y tampoco lo había hecho el fantasma, pero esta vez era diferente.
No era sólo el hecho de que fuera la persona especial de su amigo Shi Qing Xuan, sino también entendía el dolor de su pérdida al ver morir ante sus ojos a ese joven alegre que lo iluminaba todo.
Cuando el grito del Rey Fantasma rompía el aire, él estaba cambiando el té que había preparado Hua Cheng para que, cuando despertara He Xuan, lo tomara para calmarse. Escucharlo fue realmente doloroso, porque en verdad se percibía la desolación de la Calamidad, así que se acercó a él.
— ¿He Xuan? Calma, estás en Mansión Paraíso, te trajimos aquí para que te recuperaras — el castaño miraba los ojos dorados que estaban totalmente perdidos — has dormido por una semana entera, pensé que no despertarías nunca, que susto nos diste.
La sonrisa de Xie Lian era tranquilizadora, no quería que se sintiera desubicado, apenas había repuesto su poder espiritual gracias a lo que hizo Hua Cheng por él, por lo que tenían que apoyarlo. Al ver que He Xuan no reaccionaba tan frío como siempre, se acercó a él y puso una de sus manos detrás de su espalda para ayudarlo a sentarse, una vez acomodado, le llevó el té que había traído recientemente.
— Toma esto, te hará bien, lo hizo San Lang para ti, bébelo lentamente.
Los ojos miel se dieron cuenta que las manos del Supremo temblaban por lo que se quedó cerca por si necesitaba algo. Aguas Negras en otro momento hubiera rechazado cualquier tipo de ayuda de parte del dios marcial o de Hua Cheng, pero en ese momento todo su interior estaba tan anestesiado que no pensaba ni siquiera en negarse. Bebió el té sin notar su sabor, no sabía si era amargo o dulce, no podía reconocer nada porque sus sentidos no existían en ese momento, aún el del gusto que tanto utilizaba con su obsesión con la comida debido a su pasado trágico.
— ¿Shi Qing Xuan? — sus labios temblorosos fueron capaces sólo de articular esas palabras, esperaba el milagro de que Xie Lian dijera que estaba esperándolo para verlo.
— Él...
Había pasado una semana ya, pero tampoco podía soportar la pérdida del Señor del Viento, era un dolor muy grande en su corazón, se sentía impotente porque debió detenerlo cuando empezaron con la idea de devolverle su divinidad, pero sabía que el ojiazul lo había hecho todo por He Xuan, así que no podía minimizar sus intentos.
Los ojos dorados del Supremo perdieron el poco brillo de esperanza que tenían, había visto la actitud del esposo de Hua Cheng y su dificultad para hablar, eso sólo podía significar que no había sido una mentira lo que vivió al ver desangrándose a Shi Qing Xuan con el pecho atravesado por cuidarlo del demonio enemigo.
— ¿Su cuerpo?
Le sabían amargas esas palabras, no sabía cómo es que estaba soportando siquiera hablar, pero estaba haciendo un esfuerzo enorme por lograrlo, He Xuan debía encontrar el cuerpo que tanto había querido proteger cuando la luz los expulsó de golpe del Valle del Silencio.
— Aún no sabemos nada de él, intentamos buscarlo en ese sitio, el general Pei junto con Mu Qing y Feng Xin acudieron inmediatamente, pero no había rastros de él por ningún lado, fue como si no hubiera pasado nada — el dios marcial también se preocupaba por lo que había sucedido, pero no habían encontrado ni una pista sobre ello.
— ¿Dónde está Hua Cheng?
Los ojos como el topacio se abrieron mucho al escuchar que Aguas Negras le decía por su nombre a su esposo, ya que ellos siempre se llamaban por apodos ridículos en su relación de extraña amistad.
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He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimos
FanfictionHe Xuan había consumado su venganza, había tomado la vida de Shi Wudu y dejó en la ruina a Shi Qing Xuan... Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza lastimeramente: ¿por qué no podía dejar de pensar en aquella cálida sonrisa y los ojos claros...