Capítulo 22... La sonrisa macabra del destino

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Parecía que se había terminado el oxígeno en aquella prisión en la montaña, tanto mortal como fantasma sentían que el aire no era suficiente. No sería la primera vez que He Xuan atentara contra Shi Qing Xuan, pero hacerlo tan deliberadamente ahora que se habían reunido era simplemente una idea odiosa, macabra, oscura...

— Entiendo, He Xion puede devolverme mi divinidad siendo su sacrificio por todo lo que hice.

Los ojos celestes se teñían de tristeza, no le preocupaba volverse dios o quedarse como un humano normal, lo que le dolía era poner nuevamente a Aguas Negras en un papel de villano que no le correspondía.

— Así es, si él te matara consumando su venganza, podrías enfrentar una tribulación, Señor del Viento.

La calma en las palabras de Jun Wu era espeluznante, como si les contara que debían comer un dulce.

— ¿Y si me niego a hacerlo? ¿Hay otra manera?

La mente de He Xuan estaba analizando cada palabra para encontrar otra salida, siempre la había.

— ¿El temible Aguas Negras que Sumerge Barcos está enamorado?

La burla por parte del anterior Emperador era evidente.

— De verdad, el acosador milenario tiene razón, sólo eres un viejo pedo. Gracias por nada.

El Supremo tomó la mano del anterior Señor del Viento y lo jaló para salir de ahí.

— El Valle del Silencio...

Soltó como si nada la Calamidad sellada.

— ¿Qué?

He Xuan se detuvo para voltear a mirar a quien también era Bai Wuxiang.

— He Xion, yo no quiero escuchar más de él, me adelantaré para reunirme con LianLian y los otros.

El castaño se zafó del agarre del fantasma y salió sin siquiera mirarlo.

Los ojos dorados del Rey Fantasma se sorprendieron por la actitud de Shi Qing Xuan, por lo que se quedaron clavados en la entrada por unos instantes para luego regresar a mirar al dios que tenía enfrente.

— En el Valle del Silencio se pueden encontrar las respuestas a casi todo, si realmente ese niño que vertió el vino merece ser el Señor del Viento, descubrirá su naturaleza ahí. Pero, en ese sitio puedes emitir sonido y esperar respuesta, puedes gritar si quieres, pero será tu propia condena lo que muestre y quizás no te guste.

— No confío en ti, pero iré a investigar por mi cuenta, ¿dónde queda ese lugar exactamente?

La expresión de He Xuan parecía serena, pero las olas en el rompían su interior con enojo e incertidumbre, escuchando con atención las instrucciones de Jun Wu sobre cómo llegar.

Shi Qing Xuan salió de la prisión suspirando derrotado, no porque le interesara su divinidad, sino porque en cada paso que daba parecía que el destino le gritaba que no debía quedarse al lado de He Xuan, eso hacía que su corazón doliera, porque significaba que por más que lo intentara, lo perdería de nuevo y esta vez para siempre.

Quería llorar, gritar y golpear a todo el que se opusiera, pero sabía que así no funcionaban las cosas, pero cuando empezaban a humedecerse sus ojos, vio una escena bastante graciosa.

Hua Cheng estaba sentado con las botas negras sobre la mesa de juego de Mei Nian Qing, tenía un expresión de suficiencia sobrada con los brazos cruzados, el Guoshi Principal estaba mirándolo increíblemente molesto, Mu Qing y Feng Xin estaban peleando sobre quién los había hecho perder mientras que Xie Lian intentaba calmar el ánimo de todos y Pei Ming solo reía por la escena sin sentido. Esto alivió un poco del dolor interno del castaño y se acercó a ellos para escuchar mejor.

He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora