He Xuan se arrodilló frente a las cuatro urnas que tenía de su familia, los miraba en silencio mientras calmaba todo su interior. Al fin había terminado esa locura con Shi Qing Xuan, habían sido días muy intensos, pero extremadamente problemáticos.
— No sé por qué les falté al respeto de esta manera, pero no tiene que repetirse, fue un desliz de mi propia energía, sin embargo, lograré recuperar la estabilidad ahora. Padre, madre, hermana, mi amada, hoy es el día en el que me deslindo totalmente del último culpable vivo de sus desgracias. Desde ahora, Shi Qing Xuan está muerto para mí.
Las túnicas negras ondearon cuando se levantó para salir de su guarida y así sentarse en la playa desierta que dominaba; parecía que el ambiente olía aún más a soledad ahora que no estaban esas risas ilimitadas por parte del castaño.
Decidió no recordar que ese cabeza hueca, ya no estaba ahí, tenía que cumplir la promesa que le acababa de hacer a su familia. Se recostó en la suave arena cerrando los ojos, utilizando sus brazos como almohadas.
Las olas de su interior seguían bravas, como si quisieran arrancar su corazón inerte para obligarlo a latir de nuevo. No obstante, su fuerza de voluntad era aún más grande que esas emociones inexistentes por una molestia como lo era el antiguo Señor del Viento.
Ahora que se había ido con Pei Ming, ya no le correspondía preocuparse por él, ni siquiera nombrarlo, pero su maldita sonrisa seguía tatuada en sus recuerdos y esos sonidos sensuales retumbaban en sus tímpanos mientras no miraba nada alrededor.
"Maldita sea, lo odio tanto..."
Los ojos dorados se abrieron en un segundo, el enojo de Aguas Negras se veía reflejado en las grandes olas que golpeaban la orilla mientras sus peces de huesos hacían sonidos escalofriantes al chocar cada parte de ellos una contra otra.
No le estaba ayudando ver esa inestabilidad en el mar que rodeaba su territorio, por lo que se dispuso a marcharse de ahí cuando esa pequeña réplica de sus mascotas llegó colisionando contra su cuerpo.
— ¿Qué haces aquí? ¿Ese estúpido te olvidó?
Extendió la palma de su mano para que el ser espiritual reposara en su pálida piel, pero en los segundos siguientes sintió que quemaba y estaba tentado a hacer polvo a ese pequeño ser de hueso.
"Dile a He Xion que lo amo..."
Aguas Negras sintió como un golpe en el estómago que le sacó el aire inexistente de los pulmones, le arrancó el corazón que no necesitaba y sintió que hervía por dentro, como si sus venas volvieran a llevar algo dentro de ellas, una sensación que no podía explicar.
— Estúpido, seguro no entiendes ni siquiera lo que es el amor...
Recuperó la compostura en segundos y se dio la vuelta dirigiéndose de nuevo a otra matriz de acortamiento de distancia, esos días había usado mucho su poder espiritual, pero parecía no importarle desapareciendo en la nada dejando detrás de él un océano salvaje y a sus mascotas que lo habían acompañado todos esos años.
Pei Ming y Shi Qing Xuan llegaron a la Ciudad Celestial, al parecer Aguas Negras no había puesto ninguna trampa en esa matriz, parecía curioso, pero el general no tenía tiempo de pensar en ello. Llevó al chico que estaba cargando al palacio Ming Guang y pidió a sus oficiales adjuntos que prepararan un baño medicinal en ese momento.
Con cuidado recostó al castaño y empezó a desnudarlo, necesitaba limpiarlo, pero algo alertó al dios marcial. Entre la tela de esa túnica que lo cubría había sudor, pero también algo más... Un líquido viscoso que ya estaba seco, con toda su experiencia, Pei Ming sabía perfectamente qué era eso y sus ojos se oscurecieron. Sólo había dos opciones: He Xuan había abusado de él o...
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He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimos
FanfictionHe Xuan había consumado su venganza, había tomado la vida de Shi Wudu y dejó en la ruina a Shi Qing Xuan... Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza lastimeramente: ¿por qué no podía dejar de pensar en aquella cálida sonrisa y los ojos claros...