Shi Qing Xuan tenía los ojos cerrados mientras estaba acostado sobre el torso del Supremo nacido del Monte Tonglu, disfrutaba de ese aroma a brisa marina y tierra mojada, sintiéndose completamente pleno, ahora sí podía decir que había visto una nueva faceta de He Xuan, además de que había ido exclusivamente por él, algo que llenaba todo en su interior.
Si era un sueño, bastaría con no abrir los ojos para quedarse infinitamente así, estaba empezando a sentir la pesadez del sueño sobre su ser, algo que era relajante para su condición como mortal, pero de repente escuchó sonidos y gritos fuertes fuera del palacio en el que estaban y abrió los ojos de golpe, totalmente nervioso.
— ¡He Xion! ¡El mujeriego de Pei Ming me debe estar buscando! ¡Sabrá que estamos aquí! ¡Que tú y yo hicimos el amor! ¡Me matará en nombre de la memoria de gege! ¡Jajajajajajaja!
El ojiazul quería salir corriendo de ahí, pero los brazos fríos que lo envolvían no lo dejaban moverse.
— Cálmate idiota, te dije que aquí nadie nos encontraría... Este palacio está sellado totalmente, solo lo hicieron en memoria de un molesto dios elemental que desapareció hace mucho tiempo. Pei Ming ni siquiera estará cerca, menos si se la pasa razonando con su pene en vez de usar la cabeza.
He Xuan estaba tranquilo, disfrutando de la locura que era Ciudad Celestial en ese momento, tenía la misma afición enferma de Hua Cheng de poner de cabeza a los oficiales, solo que él era menos dramático que su compañero.
— ¿A quién le llamas molesto? — el dedo índice del antiguo Señor del Viento se clavaba en el pecho del fantasma que le dedicó una mirada helada e indiferente por el contacto — ¡Soy tu mejor amigo!
— No eres ni siquiera mi amigo, te lo he dicho muchas veces.
Aguas Negras suspiró molesto soltando el cuerpo de Shi Qing Xuan que seguía señalándolo acusadoramente.
— Si no eres mi amigo, ¿cómo es que hemos tenido sexo tantas veces? ¿qué soy para ti entonces?
El puchero del castaño era adorable, eso no pasaba desapercibido ni para los ojos dorados que se mostraban aún con indiferencia.
— Lo acabas de decir tú mismo, sólo ha sido sexo, teníamos necesidades, ya las cubrimos.
El Supremo se levantó dejando que su cabello oscuro cubriera su espalda desnuda y se dirigió a buscar su ropa para vestirse.
— ¿¡¡¡¡Queeeeeee!!!!? ¿Me quitaste la virginidad por simples necesidades biológicas, He Xion?
Shi Qing Xuan no podía creer tanto cinismo de su compañero de vida, se sentó y miró con enojo al fantasma, pero éste no volteó siquiera a mirarlo antes de responder con una palabra únicamente.
— Si.
He Xuan no dijo nada más, mientras se ponía su túnica interior con calma dándole la espalda a la molestia que tanto conocía.
— Eres... Eres... ¿Por qué no te puedo odiar, maldito?
Shi Qing Xuan se recostó de nuevo en la cama haciendo una escena dramática donde se cubría el rostro con uno de sus brazos y posaba para el Supremo que sólo resoplaba por sus niñerías.
— Vístete, ya tenemos que irnos. Aunque el pito fácil no nos busque aquí, si me quedo mucho tiempo sentirán mi presencia, más si ya se fue el mocoso de Hua Cheng.
Tomó el listón que siempre sostenía su cabello y lo amarró en una coleta sin siquiera dirigir una mirada a la excéntrica postura del castaño.
— ¡He Xion! ¿De verdad... No soy nada para ti?
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He Xuan X Shi Qing Xuan. El destino que compartimos
FanfictionHe Xuan había consumado su venganza, había tomado la vida de Shi Wudu y dejó en la ruina a Shi Qing Xuan... Sin embargo, una pregunta rondaba en su cabeza lastimeramente: ¿por qué no podía dejar de pensar en aquella cálida sonrisa y los ojos claros...