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1 año después, Nueva York, Estados Unidos.

Lunes 1:00 p.m.

El tic tac del reloj colgado en la pared de su despacho, lo estaba matando con cada segundo más que pasaba.

Había quedado de reunirse con alguien muy importante y la verdad es que ya estaba comenzando a arrepentirse, si hubiera sabido que lo haría esperar, hubiera preferido ir al casino para arreglar algunos asuntos hay.

Bill suspiro con pesadez, listo para soltar maldiciones cuando la puerta se abrió, pero para su mala suerte no era la persona que esperaba, la misma que quería matar por hacerlo esperar.

—¿Qué sucede Mason?—Bill miro al moreno con una mano puesta en su cabeza, la sentía doler a horrores.

—Ya está aquí.

—¿Y qué esperas para hacerla pasar?

Mason ni siquiera alcanzó hablar cuando la chica ya había entrado al despacho de Bill.

—Hola cariño.—La rubia entro sin siquiera tocar la puerta, con una enorme sonrisa en sus labios.

La chica sonrió cuando miro el rostro fastidiado de Bill. Lo recorrió en tan solo unos segundos con la mirada, no había cambiado mucho desde la última vez que se vieron, incluso esa mirada escalofriante y llena de oscuridad aún seguía en el como desde el primer día que lo conocio ya hace 6 años.

—No me mires así Billie, había mucho tráfico.—La rubia camino meneando sus caderas disimuladamente, pasando por al lado de Mason sin siquiera mirarlo y llegando al lado de Bill para depositar un beso en la comisura de sus labios.—Yo no tengo la culpa de eso, no controlo el tráfico.—Daisy hizo un puchero bastante tierno, pero en esos momentos para los ojos de Bill, aquello había sido tan estúpido.

—No creas que estoy de humor.
—Hablo entre dientes mientras apartaba a la rubia de su lado, que se había sentado con mucha confianza en sus piernas.

—Oh cariño, ¿Por qué me apartas?—Daisy lo miro con una ceja alzada y una sonrisa comenzando a formarse en sus labios.
—En Brasil te encantaba que me sentará en tu po...

—¡Cállate Daisy!—Grito Bill aún más fastidiado que antes, la voz chillona de la chica hacia que su cabeza doliera más.

—Pero que humor de perros.

—Tomate esto con seriedad, es muy importante.

—Bien, dilo ya.

La rubia paso a sentarse a una de las sillas frente al escritorio.

—Ya a pasado un año desde que el experimento de mi padre desapareció, aún no hay muchos avances de su paradero y tú eres la única que puede ayudarme.

—¿Por qué yo?

—Por que tengo otra misión para Marco, Mason está ocupado en otros asuntos y Ian tiene mucho trabajo, en cambio tu, solo te la pasas en el spa y de compras.

Daisy rodo los ojos cuando escucho eso.

—Bien, quieres que te ayude, pero tengo que tener algo a cambio.

—Solo dilo y yo te lo daré.

—Aparte de ti quiero a ese lindo chico sexy de ojos azules.—Daisy se mordió el labio inferior cuando terminó de describir a Ian, ese chico eran tan ardiente que hacía mojar sus bragas con tan solo recordarlo.

—¿Te refieres a Ian?

—Si, lo quiero solo para mí.

—Ese no es asunto mío.

Oscuros Secretos Parte 1 - Bill Skargårg [La Mujer Del Diablo Book#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora