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Katia abrió los ojos lentamente, estiró su cuerpo poco a poco recordando que aún tenía lastimada una costilla, bostezo alto y se sentó en la cama, las cortinas de la habitación estaban cerradas, pero aún así se podía dar cuenta de que estaba lloviendo por el sonido de las gotas de agua chocar contra la ventana.

Miro hacia todos lados en la habitación, estaba completamente sola así que suspiro aliviada y se levanto de la cama para caminar al baño, se despojo de toda la ropa y evito en todo momento ver su reflejo en el espejo.

Abrió el grifo y mientras terminaba de llenarse, cepillo sus dientes, terminó y entro en el agua calientita, cerrando el grifo y evitando que la tina se llenara de más.

El agua mojo cada parte de su cuerpo y el shampoo junto a la espuma, la hicieron relajarse, cerro los ojos y sintió el aroma fresco del jabón. Cuando terminó salió de la tina y envolvió su pequeño cuerpo en una toalla, salió del baño y se vistió con un pans de color negro y una polera del mismo color, pero está era perteneciente a Ian, quien le había dado algo de ropa que el solo se ponía para dormir, por lo que cuando la usaba sentía como si lo tuviera cercas.

Seco su cabello largo que ya pasaba de la altura de sus caderas, lo peino en una alta coleta y salió de la habitación para ir a la de su hijo.

Tenía días lejos de el, Bill no la había dejado salir de la habitación hasta que terminara de recuperarse, pero ayer después de hablar con el, el rubio accedió a que ya podía volver a caminar por la mansión cuando ella quisiera, claro sin hacer mucho esfuerzo.

Katia abrió la puerta de la habitación de Enzo, entro al lugar y camino a paso veloz a la cuna de su hijo, el pequeño ya se encontraba sentado en esta, por lo tanto en cuanto la vio comenzó a sonreír y a soltar pequeñas risitas, cosa que hicieron a Katia morirse de la ternura.

-Hola cielo, ¿Extrañaste a mamá?-Katia cargo entre sus brazos a Enzo, comenzando a dar vueltas por toda la habitación.

El pequeño sonrió cuando sintió el calor de su madre contra su cuerpo, se acurrucó más al pecho de Katia y cerró los ojos sintiéndose más agusto que en la cuna.

-Tomaré eso como un si.-Katia sonrió a lo grande y miro a su hijo como el pequeño ser más valioso que tenía en la vida.

-¿Interrumpo?-Hablo Bill recargado en el marco de la puerta, observando a Katia cargar a su hijo con una enorme sonrisa en su rostro.

Sonrisa que nunca antes en la vida le había visto, por lo que sintió un pequeño pinchazo en su corazón al ver lo feliz que era cuando el no estaba.

-No, para nada, ¿Necesitas algo?

-No, solo pasaba por aquí y te vi de pie, ¿Ya te sientes mejor?

-Si, hoy no dolió tanto como otros días.
-Katia sonrió comenzando a caminar hacia el rubio con el pequeño entre sus brazos.

Cuando la pelinegra estuvo a pocos pasos de llegar a el, Bill retrocedió mientras ponía sus manos delante de él y comenzaba a negar con ellas, no quería verlo y mucho menos quería tenerlo cercas.

-¿Qué pasa?-Pregunto asustada al pensar que había hecho algo mal.

-Nada, es solo que no quiero tenerlo cercas.-Bill señalo a su hijo con la mirada por lo que Katia entendió el mensaje y agachó la cabeza sintiéndose mal por el rechazo que Bill le tenía a su propio hijo.

Realmente no sé por qué no lo quiere.

Katia miro a Enzo dormido entre sus brazos, era hermoso, el ser más hermoso que había tenido la dicha de conocer, Enzo lo era todo para ella, pero muy en el fondo de su corazón se sentía mal por que Bill rechazaba a su propio hijo.

Oscuros Secretos Parte 1 - Bill Skargårg [La Mujer Del Diablo Book#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora