El sol había salido hace horas, pero debido a que las cortinas se encontraban cerradas los rayos no molestaban a Katia y tampoco a su bebé.
La pelinegra aún seguía sentada en la misma esquina de la habitación, con la mirada perdida en el piso, pero manteniendo su oído alerta por si su bebé necesitaba algo.
No había dormido en toda la noche, se había quedado sentada en ese rincón oscuro y silencioso como todo el resto del lugar. Enzo paro de llorar cuando el sol se oculto y entonces se quedó profundamente dormido, ni el, ni Katia había comido nada, la pelinegra no quiso molestar a su hijo después de haber vivido algo tan horrible, prefirió que durmiera todo lo que quisiera mientras ella lo cuidaba.
La lluvia no había parado en ningún momento de la noche, incluso la ayudo a relajarse, pero no a despejar sus malos pensamientos.
Quiero matarlo.
Esas palabras se repetían en su cabeza una y otra vez, parecían disco rayado, no la habían dejado dormir, tampoco descansar mentalmente, por qué físicamente estaba agotada, su cuerpo había dolido toda la noche como no tenía una idea, si no fuera por qué había resistido demasiado dolor físico tiempo atrás, juraría que ya estaría gritando de dolor en estos momentos, pero lamentablemente aunque quisiera hacer eso, no podía, su cuerpo no se movía y tampoco emitía ningún sonido y mucho menos parecía tener una expresión, simplemente estaba perdida en sus pensamientos, debatiéndose consigo misma, con su propia parte buena que la quería convencer de no entrar a ese mundo de porquería.
Aunque a quién mierda engañaba, se sentía horrible, fatal, dolida y preocupada, pero sobre todo hundida, Katia sabía a la perfección que había entrado en ese asqueroso mundo desde que fue secuestrada y llevada a la mansión de Bill, desde ese momento su vida cambio para siempre y aunque en ese entonces no había nada por lo que tenía que luchar, quería seguir viviendo, ser libre, pero ahora que tenía a más personas de las que pensó tener de su lado, todo eso que quería, lo que veía tan lejano como un sueño, lo quería hecho realidad, lo tendría, no importaba como, pero conseguiría tener a su familia a salvó, no importa lo que tenga que hacer...
Lo haré.
Ella lo haría sin volver a pensarlo dos veces. Katia Hale jamás en su vida volvería a ser capturada, desde ahora en adelante iba acabar lo que sus padres iniciaron y si eso le costaba dejar la moral, los valores, la educación y todo lo que sus progenitores le habían inculcado, lo haría.
Lo haría por su hijo, por Ian, por Emily y por ella misma, por ser libre y vivir junto a su nueva familia.
Prometí que está vez sería la última que nos haría daño y así será, cumpliré mi promesa al costo que sea necesario.
Katia levantó la mirada después de haberse debatido consigo misma, después de haber peleado con su lado bueno...y al final...dejando salir sus demonios internos, atrapados desde que llegó a esa mansión, peleando durante mucho tiempo para salir y ahora por fin, reluciendo a la luz, dando por comienzo a una nueva chica, a una nueva historia más.
-Katia, abreme por favor.-Emily hizo acto de presencia, tocando la puerta no tan fuerte y alzando su voz con preocupación, en busca de señales de vida por parte de Katia.
La pelinegra se puso de pie poco a poco, su costado lastimado aún dolía después de haberse movido mucho ayer, arrastró sus pies descalzos, ya que el piso tenía alfombra, por lo tanto lo frío de este, no molestando en sus pies desnudos al caminar por la habitación. A paso de tortuga llegó a la puerta y quitó el pestillo para abrirla y encontrar a una muy preocupada Emily.
Emily entro a la habitación cerrando la puerta detrás de ella y volviendo a girarse hacia a Katia para dejar salir varias de las miles de preguntas que quería hacerle a la pelinegra.-Te vez muy mal, ¿Te sientes bien? ¿Te traego algo? ¿Quieres comer? Pídeme lo que quieras
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Oscuros Secretos Parte 1 - Bill Skargårg [La Mujer Del Diablo Book#2]
FanficSegundo libro de la tetralogía la mujer del diablo. Bill jamás pensó que sus propios amigos más cercanos le ocultaran secretos tan oscuros que no imagino nunca. Con muchas verdades a medias, la oportunidad de poder tener una familia, miles de secret...