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Río de Janeiro, Brasil.

-Lo que hiciste es traición.

-Tienes desde ayer diciendo eso, hasta me diste un puñetazo en el labio, aún tengo el moretón.-Ian señalo la comisura derecha de sus labios, donde descansaba una pequeña cortadura en medio de un moretón morado.

-Te iba a dar la paliza de tu vida pero no quise por que no quería perder mi tiempo en ti, prefiero hacerlo después.-Dijo con burla, cruzándose de brazos y sonriendo de la misma manera con la que hablo.

-Acepta que no me golpeaste como querías por que me quieres.-Ian sonrió con arrogancia, creyéndose superior con su firme porte y su posición en esa silla.

-Idiota, vete al carajo, puedes decir lo que quieras pero me traicionaste.-Anne lo miro mal mientras aún el coraje seguía en su sistema, la traición de Ian le había dado en su orgullo por que había confiado en el, en un criminal y eso era conspiración contra la agencia.

-Deberías de alegrarte por que a pesar de esa traición jamás voy a romper lo que te prometí, soy un hombre de palabra y aunque se que estás eno...

Ian no termino de hablar cuando la puerta se abrió de golpe, últimamente eso se estaba volviendo una costumbre. Anne y Marco desde que llegaron empezaron hacer lo que querían, todo para molestarlo.

-¿Un hombre de palabra? si eres de palabra ¿por qué no has sacado a tu amada de ese infierno?-Marco alzó una ceja al mismo tiempo que una media sonrisa se formaba en sus labios. Anne se giro sobre sus talones aún con los brazos cruzados, mirando a Marco con una ceja alzada.

-¿Amada? ¿A quién se refiere, Ian?
-Anne se giro nuevamente para mirar al ojiazul, encontrando una mirada afilada y un rostro neutro.

Su rostro no dice nada, pero su mirada si.

Le era tan extraño escuchar que Ian tenía a alguien que le importaba aparte de su hermano, el pelinegro jamás se lo dijo.

Quizás y no seamos amigos como pensaba, nunca me cuenta nada de el.

-Cállate Marco.-Ian lo miro sin expresión alguna en su rostro. Las miles de cosas que hacia su hermano desde que llegó al club, para fastidiarlo comenzaban a dar frutos justo ahora, cuando se encontraba estresado por todo lo que estaba pasando.

-Ahora te harás el que no sabe de qué hablo.-El tono burlón no abandono su voz, cosa que hizo a Ian contener la furia por dentro, apretando los puños bajo el escritorio.

-Exacto, no sé de que hablas.

-Claro que sabes, solo que no quieres aceptarlo frente a ella, no sabía que tenías a otra aparte de...

-¡Dije que te callaras!-Terminó por explotar levantándose de la silla, azotando los puños en el escritorio y mirando a su hermano como si verdad lo fuera a matar.

-¿Por qué? es que no quieres que tú amante se entere de que...

-Espera, espera.-Anne alzó ahora ambas cejas, confundida pero a la vez divertida por la manera en la que Marco había planteado las cosas, pensando que ella y Ian eran algo.

Es un idiota igual que su hermano.

-Uno, estoy casada, dos, no soy amante de Ian y tres, si tuviera que ser amante de alguien escogería a mi esposo y no al traidor de tu hermano.

Marco se confundió por la respuesta. Hoy en la mañana cuando llegó al club con lo primero que se había topado fue con esa castaña de cabello corto y mirada retadora. No sabía quién era cuando la vio por primera vez en la oficina de su hermano, ambos discutían y parecían más una pareja de esposos enojados que amigos, por lo que sus sospechas sobre la fidelidad de su hermana a Katia, comenzaron a ponerse en duda en la cabeza de Marco.

Oscuros Secretos Parte 1 - Bill Skargårg [La Mujer Del Diablo Book#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora