Oscuros Secretos Parte 1 - Bill Skargårg [La Mujer Del Diablo Book#2]

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El sol se asomó por el ventanal del despacho, iluminando el lugar hasta que su luz calo en los ojos de Bill.

-Buenas tardes dormilón.-Dijo Nina terminando de abrir la última cortina, para dejar que la luz del sol iluminara por completo el antes oscuro y sombrío despacho.

-¿Qué horas son?-Pregunto tapando sus ojos, la luz solar los hacía doler mucho.

-La una de la tarde, no quise despertarte antes, pero Mason dijo que ya era hora.

-Mierda, ya es muy tarde.-Bill se levantó de la silla sintiendo un leve mareo por el brusco cambio.-Mason dijo que te espera en el sótano.

-Está bien, iré a darme una ducha, en un rato voy.

-Si, le diré a Daisy que le avisé.

Bill asintió, salió del despacho y subió las escaleras para ir a su habitación, al entrar encontró a Katia cepillando su larga cabellera frente al espejo del tocador.

-Buenos días.-Saludo sonriendo todavía algo adormilado.

-Buenas tardes.-Dijo ella sonriendo, Bill rio por lo bajo ante su pequeño error y camino hacia ella bostezando.

-¿Dormiste bien?

Katia se concentro en las caricias en su cabello, Bill habia comenzando a jugar con unos de sus mechones oscuros, lo que la hizo dejarse hacer y no protestar ante el toque.

-Si, dormí como bebé.-Dijo aunque no sea cierto. Las noches eran las más difíciles para ella, las pesadillas no la dejaban dormir, eran su momento preferido para atormentarla con sus demonios.

-Que bueno, iré a darme una ducha.
-Bill soltó lentamente el mechón entre sus dedos, camino al baño y antes de entrar se giro ya estando en la puerta.-¿Te gustaría salir hoy?-Pregunto estando nervioso y aunque Katia no lo noto supo que algo raro pasaba en él ya que nunca había visto al rubio sonreír de una manera extraña, como lo hacía justo ahora, como si fuera un niño pequeño.

Katia dudo por algunos segundos, pero recordando que solo tenía que hacerlo por su hijo, decidió aceptar, después de todo no le vendría nada mal una salida después de mucho tiempo de encierro.

-Claro.

-Bien, te veo a las dos y media en el recibidor.

-Si.

Bill volvió a girarse, pero justo cuando recordó algo más, se asomó por la puerta aún con esa sonrisa de niño pequeño en sus labios.

-Ponte algo cómodo, hoy será un día largo.
-Katia asintió mirando por última vez al rubio antes de que esté cerrará la puerta.

La pelinegra salió de la habitación, yendo a la de Emily, donde dormía con Enzo y Harry, tocó la puerta y en cuestión de segundos la castaña le abrió la puerta.

-Pasa, tengo mucho que contarte.

Katia entro a la habitación, yendo directo a la cama de su hijo, tomo asiento en la orilla y acaricio la frente de Enzo mientras lo admiraba en silencio

-Ayer, discutí con Marco... bueno no sé si puedo llamarlo así.

-¿Por qué dices?

-Por que...el...el terminó abrazándome.

-¿Qué?-Katia giro la cabeza con brusquedad al escuchar aquellas palabras.

-El me abrazo, me consoló al final, pero después de un rato nos separamos y sin decir nada lo deje en medio del jardín.

-¿Crees que siga sintiendo algo por ti?

-Si, eso es obvio, lo ví ayer en su mirada, el aún me sigue queriendo.