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‿︵‿︵ʚɞ『Capítulo 026』ʚɞ‿︵‿︵

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‿︵‿︵ʚɞ『Capítulo 026』ʚɞ‿︵‿︵

Las semanas volvieron a pasar y Barty se notaba más estresado de lo usual. Sin embargo, hacía todo lo posible para que sus amigos no se percataran de la situación que estaba sufriendo.

Por las noches esperaba que todos sus compañeros de habitación se durmieran para que él pudiera leer las cartas de su padre, debido a que no tiene la suficiente valentía como para leerlas durante el día.

Cada día que pasaba le temía más a su padre.

Ese hombre terminaba amenazándolo o diciéndole que era su decepción total en cada maldita carta que le mandaba ¿Qué mierda quería de él? Apenas iba en su segundo año y su padre ya quería que se graduara con honores.

Entendía que tenía que enorgullecerlo, pero apenas y podía vivir; se sentía malditamente asfixiado, sin saber qué hacer. Temía que, si escogía algo, su padre le dijera que era estúpido y que lo obligara a estudiar algo que no le gustara.

Ese hombre sí que lo odia o al menos eso siempre le dio a entender. Nunca le mostró algo de afecto, siempre fueron miradas sin una pisca de amor y muchas expectativas absurdamente altas que tenía que cumplir a como diera lugar. Todo eso desde que tiene uso de razón.

Tal vez por eso solía salir de casa a cada rato. Recuerda bien que se pasó casi toda su infancia en la casa de los Blacks; acompañando a Regulus y Sirius a todos lados. Ellos fueron su salvación, ellos y su madre.

Supone que las cosas se jodieron aún más cuando los padres de su amigo cambiaron. En ese entonces su madre le dijo que tomara su distancia, que era mejor darles su tiempo para que arreglaran las cosas. A pesar de negarse muchas veces, no tuvo de otra cuando su padre se enteró de sus escapadas.

Al menos agradecía que aquellos años hayan pasado rápido –o al menos así lo sentía él -; llegar a Hogwarts fue como respirar una bocanada de aire fresco. Sin embargo, esa tranquilidad y felicidad le duro muy poco; la discusión que arruino todo fue la que tuvo Sirius con Regulus.

Técnicamente, se había criado al lado de esos dos cabezas huecas. Ellos habían hecho que su infancia no fuera tan asquerosa y ver como Sirius le decía cosas tan hirientes a Regulus, fue algo que sinceramente le dolió.

Su plan en Hogwarts nunca fue consolar a su amigo de toda la vida por horas, mientras este se lamentaba y decía que Sirius ya no lo quería. Esa era la razón principal de su rencor y su odio hacia Sirius.

Pero, aun así, con todo el odio que le tiene a ese Gryffindor... cuanto le hubiera gustado tener a esos dos idiotas a su lado mientras leía la carta que había sido mandada desde San Mungo.

Se obligó a sí mismo a no hacer ruido mientras sentía como las lágrimas bajaban por sus mejillas. Sentía tantas emociones completamente distintas en ese momento que no sabía siquiera de dónde venía cada una.

—— Barty...

Aquella voz lo sorprendió. Miro con rapidez hacia su derecha, en donde Regulus estaba, pero lo encontró durmiendo... su amigo sí que tenía el sueño profundo. Al no ver nada raro; miro hacia su izquierda... Evan se encontraba despierto con un lumus encendido, lo miraba con preocupación.

Se llevaba bien con Evan, pero su amistad no había escalado tanto en esos dos años; técnicamente se quedó en pausa y ninguno quiso dar el siguiente paso para volver a iniciarla.

Evan había encontrado a otros amigos y que Barty se juntara con hijos de muggles no ayudaba mucho a que Evan quisiera avanzar más con el otro Slytherin. Sin embargo, los tres – porque si, Regulus también había sido "amigo" de Evan en su momento. En pocas palabras, se llevaban bien y eso ya era mucho que decir – terminaron tomando caminos completamente diferentes; cada uno lidiando con sus propios demonios.

Pero, vamos, no eran unos desalmados sin sentimientos. Si uno necesitaba ser consolado, los otros brindarían su hombro para que el otro se desahogara. Era como una regla tacita en las mazmorras.

Evan salió de su cama, para dirigirse a su respectivo baúl, de donde saco unas galletas de chocolate y un tablero de ajedrez mágico. Para posteriormente sentarse en la cama de Barty; sin mirar las cosas que el chico tenía en estas.

—— No tengo idea por lo que ustedes dos estén pasando y muchos menos tengo idea de porque te ves tan estresado todos los días ——. comenzó, acomodando el tablero en medio de ambos —— Pero sé que no estás listo para hablar del asunto... al menos no conmigo —. Eso había dejado un sabor de boca amargo en ambos, pero ninguno contradijo lo dicho ——y también sé que eres un adicto a los dulces, en especial al chocolate y sé que adoras el ajedrez mágico porque se te hace bonito el caballo ... Así que ¿Qué dices? ¿Juegas una partida con este hermoso ser? —Evan sonrió de forma arrogante y algo torcida, causando que Barty riera a la par que se limpiaba las lágrimas que comenzaban a secarse.

—— El único hermoso ser soy yo

Evan no será el amigo ideal, el mismo creía que Regulus pudo haber consolado mejor al menor. Pero, fue el amigo que Barty necesito en esos momentos y con eso le bastaba.

Tal vez en otro tiempo su amistad hubiera sido muy bonita

𝑳𝒐𝒔 𝑯𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 𝑩𝒍𝒂𝒄𝒌𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora