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Estábamos en época de exámenes. Lo recuerdo porque estaba en mitad del examen de Ciencias cuándo me llamaron de dirección. Estabas junto a mi madre, tenías los ojos rojos, la piel pálida y el pelo despeinado. Me asusté. Nunca te había visto así.

–¿Que pasa, Lú? –Pregunté nerviosa.

Me acercaste más a ti. Me tomaste por la cintura y me abrazaste, no me importó que mi mamá estuviera viéndonos, te devolví el abrazo por el cuello casi poniéndome de puntitas. Recuerdo sentir la humedad en mi cuello cuándo empezaste a llorar, te dejé, sabía que lo necesitabas. Mi mamá se fue al coche, incómoda por la situación, y dijo que nos esperaría ahí.

Deje que llorarás por un buen rato, hasta que decidí que era hora de saber que pasaba. Te alejé con cuidado, sin sacar mis manos de tu cuello, tú no las quitaste de mi cintura. Me miraste y lo supe, pero mis ojos empezaron a picar cuándo lo confirmaste con palabras.

–Mi mamá ha muerto.

Contuve el llanto, y las ganas de salir corriendo. Contuve las ganas de encerrarme en mi caparazón. Contuve todas mis emociones para, al menos por una vez, poder sostenerte a ti.

LúanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora