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–Quieroooo un bebéee.

Había gritado medio borracha en uno de nuestros viajes a la playa.

Estabas a unos metros de mí, con tu maldita sonrisa.

–Quiero un bebéee, uno que sea un poquito tuyo y un poquito mío, pero más mío, porque yo soy su mamá. Y que tenga tus ojazos ¡O, o tu risita esa!

–¿Mi risita esa? – levantaste una ceja divertido, con esa estúpida sonrisa aun en la cara.

–Seeeep, esa que haces como para el lado.

Camine hacia ti. Me colgue de tu cuello, hablándote directo a la cara, no entiendo como lo soportaste siendo que tenía ese hedor a alcohol horrible.

Me diste un beso casto, uno que a pesar de los años y lo simple que era seguía provocando mariposas.

–Tendremos muchos bebés ¡Uno, dos, tres! ¡Diez bebés! Todos los que tu quieras tener conmigo.

-¿Aunque me ponga enojona y no tenga tiempo para hacer otras cosas?

–Nuestros hijos lo valeran.

–Piero, Lech y Kirsi.

–No olvides a la pequeña Gianna. –Pasaste tu dedo por mi nariz, alisándola.

Todo acabó ahí, porque segundos después me encontraba vomitando en tus zapatos.

LúanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora