Habíamos sacado puntajes similares. Tu más en matemáticas, yo más en historia. Pedí que nos eligieran en la misma universidad.
–¿Qué vas a estudiar?
Te pregunté mientras jugabas con mis anillos. Estábamos en una cancha de futbolito, Giovanni me había pedido semanas atrás que lo acompañase y tú te habías colado.
–Repostería.
Dijiste luego de unos segundos. Era la tercera vez que lo cambiabas. Te miré y supe que no cambiarías otra vez de opinión. Sonreí.
–Me parece bien. Así cuándo esté encinta me harás muchísimos pasteles.
Me salió casi natural. Y temí que no te vieras en aquello conmigo, pero no fue así. Tus ojos brillaron y te quedaste viendo mi mano izquierda, creo que estabas imaginando que llevaba una alianza. Sonreíste a la nada y luego besaste mi frente.
–Primero tenemos que viajar, Lu. Iremos a París, y a Milán, y a Louisiana. Y a todos los lugares que tú quieras –pasaste tu mano por mi hombro y me acercaste más a ti – ¿Tu qué?
A pesar de que ya estábamos en época de postulaciones aún no lo tenía decidido. Pero entonces lo supe, fue un pálpito, y te lo hice saber.
–Creo que diseño de vestuario. No me gusta que la ropa bonita sea de colores tristes, ni que los maniquíes sean tan delgados.
–Bien. Entonces viviremos los primeros años en una casa rodante. Tú buscarás inspiración para tu ropa y yo buscaré las mejores recetas de repostería.
Esa fue la tercera promesa nuestra.

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Lúan
Romance¿Puede una historia de amor jamás tener final? ¿Cuál es el límite? Esta es la historia de Lu, la chica que deseaba ser querida. Y de Lúan, el chico que la quiso, aunque quizás no de la manera correcta. Porque en la vida, siempre hay personas que te...