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Seis semanas después de besarnos por primera vez me pediste ser tu novia. Tu padre te había enseñado a manejar en caso de emergencia y, según tú, eso lo era.

–¿A dónde vamos? –te pregunte, nunca fui fan de las sorpresas.

–No seas impaciente, Lu.

Te mire feo. Tu me sonreíste y llevaste tu mano derecha a mi muslo para apretarlo. Nos detuvimos minutos más tarde en una heladería que habían abierto dos semanas atrás. Entramos y me pareció extraño cuando dijiste que tenias una reservación pero estaba tan ensimismada con el local que le quite importancia. Nos sentamos en una mesa que daba a la ventana. Tu de un lado y yo del otro. El mesero nos atendió de inmediato.

–Yo quiero...–observe la carta –un banana split de pistacho.

–Ese es el con el detalle –el mesero asintió –.Y yo quiero...un McFlurry.

El mesero repitió el pedido y luego de verificar que fuese lo correcto se marchó.

–¿Detalle? –consulté.

–Detalle, Lu.

Cuando llegó supe cual era ese "detalle". Escrito en chocolate derretido había un <<¿Serías mi novia, Lu?>>. No pude contener la emoción y te bese por sobre la mesa, manche mi polera en el proceso pero poco me importo y tu estabas tan feliz que tampoco te importo manchar la tuya.

LúanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora