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Habíamos ido a que conocieras de manera formal a mis padres. Las manos te sudaban y te llevabas la que iba suelta al pelo. Fue una de las pocas veces que te vi verdaderamente nervioso. Te sujeté con fuerza, tratando de transmitirte que todo iba a estar bien.

Me miraste, buscando seguridad. Te la di. Tocamos la puerta de casa. Mi mamá te amó. Mi papá no tanto.

LúanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora