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Stormy reía con los bailes locos de Mabel, pero no con Eddie. Si, le caía bien, pero el chico parecía ser... perfecto. Digamos que la manera de hablar de Eddie era algo aburrida, sus chistes eran malos. De todos modos siguió estando con el solo para escuchar sus anécdotas. Sabía que el chico era nuevo, dijo que había venido en bicicleta y llegó por pura suerte pues no se sabía muy bien el camino.
—Hey, Stormy. He encontrado a alguien para que me reemplace.— apareció Dipper y lo miraron. Stormy sonrió al verlo.
—Genial, puedes quedarte con nosotros.— propuso la pelirroja.
—Pero creí que...
—Ven, Stormy. Busquemos bebidas.— Eddie la tomó del brazo delicadamente y la llevó hacia donde estaban las bebidas alcoholicas.
—...Ibamos a hacer competencia de baile.— completó desilusionado el pelinegro.
Stormy tomó un poco e hizo una mueca. Nunca había probado alcohol. Desvió su mirada buscando a Dipper y lo vió con el teléfono hablando con alguien.
—Dipper, vamos al sofá. Ven cuando termines.— avisó y caminó primero hacia el lugar indicado siendo seguida por el castaño que llevaba alcohol en su mano.
La chica se sentó viendo como cualquier persona bailaba al ritmo de la música y Eddie solo se dedicaba a verla a ella algo que notó Mabel pero ignoró ya que su misión era bailar mucho mejor que Pacifica.
Mabel y Pacifica también competían con cantos. Obviamente Stormy estaba del lado de Mabel.
—Chicos, ¿se encuentra aquí el dueño de una bicicleta sucia y color negra? Dicen que la acaban de robar.— avisó Soos alertando a Eddie.
—Espera, ¿¡qué!?— se levantó y corrió hacia la ventana y si, era cierto, dos personas manejaban la bicicleta yendose de allí.— ¡No!— salió y Stormy corrió hacia la puerta viendo como Eddie corría lejos de la cabaña.
—Oh, que pena. Me pregunto quien será, claro que no soy yo porque estoy aquí.— se lamentó Dipper al lado suyo y la chica lo miró algo alertada.
—Eddie me contó que fue por suerte como encontró la cabaña, ahora no sé como va a volver.— dijo Stormy poniendo nervioso a Dipper pero lo ignoró. La música lenta empezó a sonar y entraron viendo como cada pareja bailaba al compás de la canción.
Ahora la competencia de baile no iba a suceder pues tenían que bailar juntos pero le avergonzaba al pelinegro pedirle eso. Mabel corrió hacia ellos y lo agarró del brazo alejandolo de su amiga.
—¡Es tu oportunidad, debes bailar con ella!— exclamó y Dipper se sonrojó.
—¡P-Pero yo quería hacer una competencia de baile! No bailar esto.— susurró.
