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—Realmente son unos asquerosos.— bromeó Mabel sacudiendo a ambos.— ¡Despiertense!
Stormy abrió sus ojos y al ver a Mabel frente suya se tapó aún más con la sábana al estar desnuda.
—Quiero mostrarles algo. Los espero afuera.— avisó y salió de la habitación.
—Dipp.— lo sacudió y Dipper apretó fuerte su cintura, sin querer levantarse.— Despierta, Mabel quiere mostrarnos algo.
—Mmm... no. Sigamos durmiendo.— insistió y ella rió un poco.
—Vamos, torpe.— se sentó y se estiró. Dipper abrió sus ojos y vió su espalda desnuda por lo cual se sentó y la abrazó por detrás, dándole besos en el hombro.
—¿Te sientes bien? ¿Dormiste bien?— preguntó y ella sonrió ante la preocupación.
—Dormí muy bien, Dipp.— respondió.— Ahora levántate.— Dipper rió ante la seriedad.
Stormy, con sus poderes, abrió su closet para después atraer su ropa. Se la puso y Dipper se colocó sus calzoncillos para después su camisa algo cansado.
Se levantaron y Stormy abrió la puerta encontrándose con una Mabel emocionada.
—Ignorando lo que vi al llegar de la fiesta, por fin pudieron besarse, ¡se dieron cuenta!— aplaudió Mabel y ellos se sonrojaron un poco.
—Por eso no es buena idea compartir habitación.— comentó la pelirroja y Dipper asintió con la cabeza de acuerdo.
—Vengan. Les tengo que mostrar esto.— corrió y la siguieron.
Se detuvieron en una puerta.
—Estaba abriendo puertas al azar porque... soy rara, cuando descubrí algo increíble.— movió sus brazos.
—Si te atreviste a despertarnos a las siete de la mañana mejor que lo sea.— dijo Dipper.
—¡Festín para sus ojos!— exclamó abriendo la puerta mostrándose así fuegos artificiales.
Los dos abrieron sus ojos como platos.
—¡Wow!
—Chicos, pensamos lo mismo...
—¡Fiesta loca de fuegos artificiales!— gritaron al unísono los hermanos y Stormy rió.
—¡No tan rápido, chicos!— los interrumpió Stan y lo miraron.— De ningún modo encenderán esos peligrosos fuegos artificiales ilegales... sin mí.
Los tres adolescentes sonrieron y llevaron los fuegos artificiales hacia el tejado. Stan estaba sentado debajo de una sombrilla como Stormy y todos llevaban los proyectiles en sus manos.
—Todo tuyo, cariño. ¿Por qué no incendias algo para el Tio Stan?— le extendió un explosivo a Mabel quien sonrió.
—¡Soy la reina de la destrucción!— gritó y expulsó el fuego artificial. Rieron viendo los efectos hasta que los oficiales se acercaron a la zona.
