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Stormy a penas despertó fue hacia Dipper.
—¡Dipper, despierta!— lo sacudió.
—Un ratito más...— pidió el pelinegro.
—¡Stan sabe mi secreto!— contó y Dipper abrió sus ojos como platos.
—¿¡Qué!?— se sentó rápidamente.
—Lo vió por unas cámaras de seguridad que tiene en su habitación.— respondió haciéndose la preocupada. Pues, ya había amenazado a Stan, así que realmente no se preocupaba por si éste llamara a los agentes.
—Pero... ¿cómo sabes que...
—Anoche fui a tomar agua. Al parecer el estaba despierto y fue a hablarme, a decirme que me había visto mientras mataba a un zombie. No lo sé, Dipp... tengo miedo a que le diga a los agentes.— temió.
Si habían nominaciones a los Oscars, Stormy recibiría una nominación por su actuación. No queria decirle que Stan la amenazó, para no hacerse la víctima, y menos decirle que ella lo había amenazado hasta utilizar sus poderes.
—Deja, yo me encargo de eso. ¿Si? Cálmate.— tomó su mano y la apretó. Stormy suspiró y asintió con la cabeza.
—¡A desayunar!— avisó Stan desde abajo.
Los dos hicieron caso y se sentaron en la mesa. Stormy sentía la tensión en su cuerpo gracias a la presencia de Stan. Si bien anoche lo pudo enfrentar, temía que Stan contara lo que le hizo.
—Escucha, Tio Stan. Sabemos que te enteraste que Stormy tiene poderes, pero créeme, ella es buena. No vino a hacerle daño a nadie.— comenzó a hablar Dipper.— Mira, yo la invoqué por error, y al verla también pensé que era un peligro, pero Stormy me protege, y me sigue protegiendo y ambos ahora somos mejores amigos. Sé que esto es algo extraño y sorprendente pero... no le digas a nadie, ni a Soos, ni a Wendy, ni a otro. Menos a esos agentes, porque si se enteran que ella tiene poderes, la atraparán y la experimentarán hasta matarla porque ellos sentirán que es una amenaza. Y la verdad es que... no quiero perderla.
Stormy al oír lo último lo miró.
—Así que por favor, guarda este secreto, ¿si?— rogó.
Stan, que estaba haciendo el café, se detuvo y suspiró. Pensó en lo que sucedió anoche, en la amenaza, realmente estaba asustado. Así que volteó y los miró.
—...No haré nada, tranquilos.— Dipper suspiró aliviado y Stormy sonrió.— Pero... si le haces daño a mis sobrinos, no dudaré en llamarlos, ¿okay?— amenazó.
—No se preocupe, Stan. No les haré nada.— prometió y el anciano asintió con la cabeza.
Comenzaron a desayunar.
[...]
Stormy se encontraba en la casa de Eddie. Ambos estaban viendo una pelicula de terror en la habitación del castaño comiendo palomitas y tomando gaseosas.
