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-Ya pueden abrir los ojos.- ordenó Stormy y le hicieron caso. Sonrieron al ver la situación.
-¡Se atoró!- notó Mabel.
-¡Si!- festejó Dipper.- Esperen... ¿se atoró?
Subieron a una pequeña colina en la cueva viendo como el gobblewonker intentaba salir. Dipper intentó agarrar la cámara pero no había ninguna, empezó a desesperarse al no encontrarse con ninguna. Entonces Stormy recordó que sí había quedado una, agradeció que haya escuchado la conversación sobre las cámaras.
Negó con la cabeza y tomó su gorra levantandola mostrando la cámara en su cabeza.
-¡Genial!- la agarró y Stormy volvió a poner la gorra en su lugar. Dipper sacó miles de fotos a la criatura.
-¿Tomaste una buena?- preguntó Mabel sonriente.
-¡Todas son buenas!- exclamó y se abrazaron felices.
Stormy miraba como caía cada pequeña roca hasta que una cayó en la cara del monstruo. Hizo un sonido extraño junto a unas chispas y se quedó quieto hasta caer petrificado al agua. Frunció el ceño confundida al igual que los demás.
-¿Pero qué mierda?
Dipper decidió acercarse a ver que pasaba. Al tocar el cuerpo sintió que era de metal por lo que se estremeció, luego golpeó y se escuchó un ruido fuerte por lo cual se subió arriba de todo. Al llegar vió una puerta pequeña.
-Hey chicos, vengan a ver esto.- los tres fueron hacia el y miraron la puerta. Dipper y Stormy se miraron para después girar la rueda para abrir. Al hacerlo se encontraron con Mcgucket quien estaba intentando arrancar la máquina y en su lugar habían pantallas.
-Sabía que no era real.- habló Stormy sorprendiendo a Mcgucket.
-Oh, cielos, me atraparon.- suspiró el anciano.
-¿Usted hizo esto? P-Pero... ¿¡por qué!?- se molestó Dipper.
-P-Pues, yo... yo... solo quería llamar la atención. - respondió avergonzado.
-Aún no lo entiendo.
-Primero inventé un generador biomecanico de ondas cerebrales...- explicó.
-Bueno, sí... ¿pero por qué lo hizo?- insistió Mabel. El anciano se sacó el sombrero para tomarlo en sus manos.
-Pues, cuando llegas a anciano como yo nadie te presta atención, ¿saben? Mi propio hijo no me visita desde hace meses así que pensé que llamaría su atención con un robot de 15 toneladas.- a lo último rió de forma malévola pero después se detuvo para hablar tristemente.- Pensándolo bien, parece una locura. Ustedes no saben lo lejos que podemos llegar los ancianos por un momento en familia.
