MINISTRO MORGAN [FANFIC PP ALEX MORGAN Y LAILA LINCORP]

CAPÍTULO TREINTA Y TRES

Alex Morgan

—Bonitos encabezados —miro a Laila y ladeo la cabeza tomando el periódico de sus manos.

—Si, tuviste razón, solo que ahora las especulaciones me enervan—la miro mientras bebo de mi café—Aunque hay una muy interesante de ti con Kozlov.

—Oh si, Fiodor, fue agradable—bajo el periódico viéndola y niego.

Jamás fui un hombre celos, un poco posesivo tal vez pero celos jamás, pero desde Laila cada idiota que de acerca con algo mas que solo conversar me enfurece.

Kozlov es un buen soldado pero si sigue insistiendo en acercarse a lo mío voy a mandarlo a la Patagonia y deje de joder.

—Kozlov, no me gusta que lo tutes—me mira comiendo el trozo de fruta y asiente tomando del baso de jugo.

—Lo que digas, ahora te dejo Bratt me llamo en la mañana y me quiere en la central para poner al día los reportes para el coronel—se levanta y acerca a mi besándome.

—Bien, Cristal viene para acá tengo que hablar con ella y después con Christopher—asiente mientras recoge su bolso y me mira.

—Stefan viene por mi, ya debe estar llegando, ¿mandarías mi vestido a mi casa?—ruedo los ojos, no odio a Gelcem, pero en definitiva estoy comenzando a hacerlo.

El mira a Laila y tiene atenciones con ella que no debería, además de vivir en su apartamento.

Tomo su mano besándola y sonrió viendo el brazalete en su mano y la miro.

—iré a la central después de medio día, te llamare —asiente y se inclina a besarme de nuevo.

—Bien, me voy, oh Bratt va a ponerme a correr como novata—sale y me quedo leyendo el periódico hasta que llega Cristal.

La escucho y ruedo los ojos viendo el anillo de compromiso, lo tomo y después de eso llega Sara.

Sara Hart, la mujer mas hermosa y noble que he conocido, la trate como una mierda y muchas veces me arrepiento, aunque ahora hay algo que me perturba y es el hecho de que cada día Laila entra mas y más en mi.

Entro al despacho con Christopher después de dejar a Sara en el jardín esperando al marido.

Suspiro escuchando con cansancio a Christopher me tiene arto con sus berrinches.

Nos quedamos en silencio y me acerco con un vaso de whisky en la mano y saco la argolla de mi bolsillo y la deslizo sobre la mesa.