MINISTRO MORGAN [FANFIC PP ALEX MORGAN Y LAILA LINCORP]

CAPÍTULO SESENTA Y NUEVE

Laila Lincorp

Te quiero en mi vida a mi lado Laila Lincorp

Mi mente repite una y otra vez las palabras de Alex, las opciones eran simples, quedarme o irme...

Suspiro girándome levemente mientras siento los labios de Alex recorrer mi espalda y echo mi cabeza ligeramente hacia atrás y sonrió mirándolo.

Claramente me quede con el y no hemos salido de la cama desde la mañana, el desayuno lo subieron a la habitación y ni siquiera se si esto es real.

Me siento en esos sueños surreales que sientes tan reales pero en el fondo tienes la sensación de que no es real, de que es demasiado bueno para ser cierto.

—La extrañe teniente —la sonrisa inevitablemente brota de mis labios y acaricio su mejilla mirándolo mientras asiento hacia el y lo beso.

—También lo extrañe mucho ministro...—sonrió besándolo antes de suspirar pegando mi cabeza a su pecho— esto ni siquiera se siente real

Sus manos rodean mi cintura y nos gira dejándome debajo de el y con el entre mis piernas, sus manos acunan mi rostro y sonrió.

—Te aseguro que esto es mas real que nunca.

Sonrió rodeando su cuello con mis brazos para besarlo antes de quedarme congelada cuando las puertas de la habitación se abren estrellándose contra la pared.

¡Mierda!

Alex Morgan

¿Qué tan tarde es tomar la decisión de abortar ahora?

Cubro a Laila con mi cuerpo mientras escucho a Christopher bufar, solo el podría hacer algo como esto.

—¿Cuándo mierda planeabas decirme que fuiste a ver a mi jodida prometida Alex? ¿desde cuando tan preocupado por ella?—bufo viendo el rostro rojo de Laila y me giro cubriéndola con la sabana que jala cubriendo su rostro y miro a Christopher.

—Lárgate de mi habitación, si quieres hablar espérame abajo Christopher—hablo de mala gana mientras jalo de la cómoda un pantalón de pijama.

—¿para dejar que sigas cogiendo con tu diversión del mes? —siento mi mandíbula tensarse y lo miro.

—Te sales de mi habitación ya o te pateo el trasero y restringiré las visitas de Rachel hasta el puto día de la boda—su mandíbula se tensa como la mía y veces como hoy maldigo el parecido de mi hijo y yo.