Mis mates (Twilight)

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Pov. Anya

Estuve con Emmett como las chicas cinco dias de celo, que en esos dias no descansabamos de hacerlo, a veces lo buscaba yo y otras veces me buscaba el a mi.  El ruido de obra en ningun momento se fue pero no le di mayor importancia, pero para mi suerte hoy que se me termino el celo me levante sin ese espantoso ruido.

Estaba tumbada boca abajo en la cama tapada hasta la cadera con la sabana blanca.

—Buenos dias, peluche.—me dijo Emmett al abrir los ojos, lo mire con atención, detallandolo con la mirada, estaba a mi lado de la cama tapado hasta la cintura estaba doblado apoyado en su brazo mirandome, tenia el pelo desordenado mientras me miraba con sus hermosos ojos dorados.

—Buenos dias.—dije con una voz ronca, el me sonrio y yo le devolvi la sonrisa.—Creo que es hora de salir con los demas.—dije levantandome lentamente de la cama.

—¡Buenos dias!—dijo mi hadita entrando emocionada por la puerta de la habitación, pero al verme de pie desnuda, su mirada se oscurecio, haciendo que yo me sonrojara.—Emmm...te em-mos prepa-rado el des-sayuno.—dijo para seguidamente irse de la habitacion cerrando la puerta detrás de ella.

—Me voy a dar una ducha rapida y saldre rapido.—le dije de forma rapida a Emmett mientras cogia lo primero que pille de mi armario y mi cajon de ropa interior.

—Vale, te espero a bajo con los demas, cualquier cosa me dices.—me dijo Emmett guiñandome el ojo.

—¡¡CORECCIÓN NOS DICES!!—escuche gritar a uno de mis compañeros al entrar al baño, haciendome soltar una pequeña sonrisa.

Me di una ducha rapida de menos de un 15 minutos, me seque rapido, me vesti rapidamente primero me puse un conjunto de ropa interior de color negro y después me puse un vestido corto de color rojo que sin darme cuenta era lo que iba cogido pero al mirarme en el espejo me quedaba bien a sin que me quede como estaba.

Me peine para quitarme los enredos y lo deje secarse a lo natural.

Sali al cuarto me puse unos zapatos comodos, para seguidamente salir de la habitacion y ir donde olía a mis compañeros.

Al entrar al salón vi a Alice, Rosalie, Victoria, Emmett y Jasper, mire a ver si veia a Laurent o lo olía pero nada, igual que el desayuno que me iban dicho los mire con una ceja rara y con cara de confusión.

—Si buscas a Laurent a dicho que te llamara, porque a surgido algo de improvisto que a detenido su vuelta para Forks.—dijo el hada mirandome con una sonrisa.

—Y... el desayuno si lo tienes preparado.—dijo Rosalie dandole suspense en el "y".

—Pero tenemos que ir a donde esta.—dijo Jasper tambien con una sonrisa, todos estaban con muy sonrientes.

—¿A donde?—les pregunte con curiosidad.

—Es una sorpresa.—dijo en un susurro Victoria que sin darme cuenta se puso en mi espalda, mandandome un escalofrio y me puso una venda negra en los ojos.

Me agarraron modo nupcial y me llevaron con su supervelocidad fuera de la casa por lo que escuchaba y notaba con el viento.

Pararon de correr, y escuche al viento mover las hojas del bosque y a los animales de este, haciendome saber que aun seguia cerca de la zona.

—Emos llegado.—dijo mi pelirroja, mientras me bajaba de sus fríos brazos.

—¡Sorpresa!—gritaron mis mates mientras me terminaban de quitar la venda.

Mis ojos se cristalizaron por lo que estaba delante mia, era como un montón de casas encima de un arbol pero que todas eran una, era muy bonita de madera y algunas enormes ventanales.

(A sin es como se vería la casa)

—Es hermosa.—dije en un susurro con las manos en la boca, mi mirada no dejaba de ver esa preciosa construcion.

—Y toda tuya.—dijo Alice mientras me abrazaba por detras.

—Como nosotros.—dijo mi rubia mientras me abrazaba por delante, poco a poco todos se unieron en el abrazo grupal.

—Os quiero amores.—les dije en un susurro, mientras me abrazaba mas fuerte a ellos.

—Pensamos que necesitariamos un sitio para nosotros.—dijo Jasper, separandose un poco del abrazo mirando la casa para despues mirarme a los ojos.—Un sitio que podramos llamar hogar.—dijo con una dulce sonrisa.

—Nuestro hogar.—dije con una sonrisa, al mismo tiempo que se me escapaba una dulce lagrima por mi ojo izquierdo.

—Y aun no has visto nada.—me dijo Emmett como un niño con una brillante sonrisa.